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Acabó la luna de miel

La campaña mediática contra Aznar le culpaba de todas las tensiones, debido a su carácter antipático y a su poca predisposición al diálogo. Como todas las campañas, la propaganda tendía a olvidar los hechos que contradecían sus tesis, como los acuerdos con el PNV cuando no los necesitaban para gobernar y los repetidos ofrecimientos a CIU para entrar en el gobierno de España, los últimos bien cerca del final de la legislatura.

Ahora, ha llegado Zapatero con su nuevo talante. A pesar de dorarle la píldora a sus socios catalanes, se niega a hacer lo mismo con Ibarretxe y su plan, eso sí, con sonrisa y diálogo. ¿El resultado? Los insultos de Arzallus, la "desilusión" con Zapatero de los enemigos vascos de España. Pero, por supuesto, en esta ocasión no habrá campaña contra el presidente.

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