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Ashcroft no miente; ni siquiera se equivoca

En el mundo rosa y azul en el que dice vivir María Teresa Fernández de la Vega, los ciudadanos se acostaron el 10 de marzo y se levantaron el 14 para ir a votar, sin tener en cuenta lo que sucedió entre medias. Pareciera, más bien, que sabiendo la legitimidad que le resta al PSOE el haber sido elegido tras un atentado terrorista, prefiere negar una realidad que hasta el CIS confirma.

Los hechos son que los terroristas lograron alterar los resultados de las elecciones. No podía ser de otro modo matando a casi doscientas personas a tres días de su celebración. Es un hecho doloroso para nuestra democracia, sin duda, pero negarlo es propio de críos, no de vicepresidentas.

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