Mientras leyes como la del divorcio languidecen mientras esperan ser aprobadas por los cauces habituales, la reforma del CGPJ se está llevando por delante hasta la política exterior. Ningún diputado podrá evitar que Moratinos meta la pata en Oriente Medio, pues la delegación que iba a acompañarle se queda para poder aprobar con la máxima urgencia la ley de control socialista de la justicia española. Si la COPE no estaba invitada por falta de sitio en el avión, ya no tienen excusas.

Es posible que, en un alarde de voluntarismo, se pueda seguir representando a la justicia como una señora con los ojos vendados. Pero, en lugar de una balanza, en su puño sujeta ya una rosa.