Ausencia de violencia. Es la situación que repite siempre que puede Ibarretxe como condición para poner en marcha su ruptura con España. Muchos se preguntan si ese escenario lo invoca porque en sus manos está el fin del terrorismo con una simple llamada de teléfono al autor de la carta que leyó Arnaldo Otegi en sede parlamentaria, es decir, a Josu Ternera. Pero ahora, en vísperas de que el órdago a España deje de ser un asunto de tertulias y pase al estante de los Problemas de Estado, saldrán a la calle los asesinos más sanguinarios del terrorismo nacionalista vasco, los de Hipercor y la plaza de la República Dominicana. El Gobierno se inventó dos cargos para cerrar la comisión de investigación del 11-M: Un Alto Comisionado y un Fiscal especial de apoyo. Tras la tragedia relatada en la Carrera de San Jerónimo por Pilar Manjón y el rasgado de vestiduras de los políticos nadie pone el grito en el cielo por la indefensión de mil muertos a manos de ETA. Los verdugos se ríen, una vez más, de las víctimas y... "no pasa nada".