
El bofetón ruso
Rodríguez Zapatero aplazó su viaje a Rusia debido a que su ministro de Exteriores había metido la pata en plena borrachera bolivariana. Por fin ayer el presidente del Gobierno aterrizó en Moscú, cargado de ilusión y esperando encontrarse con uno de los suyos. Para su sorpresa Vladimir Putin más que regalarle los oídos, como había hecho Chirac días antes, lo que hizo fue arrearle un buen par de bofetones -en sentido figurado, naturalmente- y recordar a nuestro presidente el incómodo lugar donde ha terminado acampando. El primero directo y en la mejilla derecha, a Putin no le gusta nada eso de que los terroristas cambien gobiernos. El segundo indirecto y en la mejilla izquierda, Rusia no se mete donde no le llaman y no ha pedido a nadie que modifique su política exterior.
Después de esto es normal que Zapatero haya querido volver a Madrid para dormir en casa.
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