En 1976, cuando España abandonó la última de sus colonias africanas de un modo un tanto vergonzante, miles de saharauis quedaron desamparados y al poco fiable abrigo de las Naciones Unidas que promovían la celebración de un referéndum de autodeterminación. Nuestro país se subió al carro de esa doctrina y en el ha ido subido hasta que el Gobierno Zapatero se ha apeado precipitadamente para complacer a su nuevo socio en la arena internacional. Desconocemos cuál será la contrapartida de semejante traición a los que un día fueron españoles y que siguen honrando nuestra cultura transmitiéndosela a sus hijos. ¿Acaso no volver a tener un 11-M?