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Francia, de aquellos polvos vienen estos lodos

La papeleta que han dejado los otrora resistentes iraquíes sobre el despacho de Jacques Chirac ha puesto al presidente francés ante un dilema de difícil resolución. O da una muestra clara de soberanía -tal y como hizo la semana pasada el denostado Silvio Berlusconi- y mantiene la Ley del velo, o deroga dicha ley y entrega a los terroristas la política interior francesa.

La demagogia se termina pagando cara. Los que pensaban que, por no alinearse con sus aliados naturales, se iban a ir se rositas en esto de Irak están comprobando en carne propia que los islamistas no odian a los EEUU, odian a todo occidente, Francia incluida. Hoy la prensa gala lleva la noticia, entre incredulidad y estupor, en primera plana. Si lo peor termina por producirse siempre les queda la opción de echar la culpa a Washington. Le Monde Diplomatique a estas horas no se ha pronunciado, y es normal, Ramonet está aun, en la soledad de su apartamento parisino, tratándose de explicar a sí mismo que es lo que ha fallado en la mente enferma de estos jóvenes salvapatrias.

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