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Había una vez un circo

"No es sólo el terrorismo, es más profundo: tolerancia, respeto, entendimiento en un mundo con distintas civilizaciones que han aportado algo al progreso de la humanidad y han cometido errores". Si no fuese porque estas palabras han sido pronunciadas por el presidente del Gobierno de una de las primeras potencias económicas del mundo, pensaríamos que se deben a un estudiante de secundaria castigado severamente por la LOGSE. El hecho, muy a pesar de la sensatez y del buen gusto, es que esto fue lo más granado del discurso de Zapatero en las Naciones Unidas. Y es que la frasecita de marras es todo lo que da de sí la "filosofía ZP" en materia exterior. La nada mezclada con la más profunda ignorancia sobre asuntos que tanto a él como a su Gobierno le vienen grandes. El resultado de dieciocho meses de equilibrios sobre el alambre de la idiotez está a la vista. El prestigio internacional de España ha quedado reducido a cenizas y su presidente es poco menos que un don nadie ninguneado por todos. 

El Grupo de Estudios Estratégicos nos revela hoy que, en el último Consejo Europeo, Zapatero tuvo que recluirse a ver la televisión durante nueve horas porque nadie quería entrevistarse con él. Natural, los líderes del mundo real saben distinguir la política de los eslóganes grandilocuentes y gratuitos. Zapatero no. Se está ganando a pulso que, cada vez que hable en público, millones de españoles sintonicen mentalmente con aquel célebre tema que cantaban los payasos de la tele...¡había una vez un circo...!

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