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La obsesión

El gobierno de Zapatero y, especialmente, su encargado de las relaciones con Venezuela y Cuba, se muestran extraordinariamente obsesionados con José María Aznar. Mientras la mayor parte de la derecha ya se identifica con Rajoy y mira hacia el futuro, el presidente del gobierno no hace más que mirar con el retrovisor qué es lo que hace su predecesor.

Por eso, resulta poco sorprendente que los embajadores más afectos al socialismo hagan un recuento de los personajes sospechosos que acompañan al ex-presidente y escriban y comuniquen las palabras que intercambian con él. Efectivamente, es bueno que el servicio diplomático atienda al señor Aznar pero, hasta la fecha, la atención no implica ni seguimiento ni espionaje. Claro que tampoco ningún diccionario lleva la asombrosa definición de la palabra "apoyar" con la acepción de "no condenar". El ministro Moratinos está, como siempre, atento a la innovación lingüística; que ingrese en la Academia si tanto le gusta, pero habiendo abandonado el ministerio.

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