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La SER, linchada; Iñaki, ejemplo de autodominio

Iñaki Gabilondo, víctima. El locutor de ojos zarcos y camisa negra denuncia que, desde el PP y desde el Gobierno en funciones, se está linchando al grupo Prisa. La SER, dice, cumplió con su obligación: dar noticias ciertas y comentarios bien fundamentados. Noticias como la del terrorista suicida cuyos restos se habían encontrado entre el amasijo de hierros. Noticias como la de que en la manifestación del viernes 12 de marzo predominaban los gritos de indignación contra el Gobierno. Noticias como la del hostigamiento espontáneo a sedes del PP, durante la jornada electoral. Y comentarios: de la "llamada a la serenidad" y a una participación electoral libre de presiones, cuando en los informativos de la cadena aún se temía por el efecto que la presumible autoría de ETA tendría en la votación,  a la estampida de hooligans de Carrusel Deportivo durante la tarde del sábado 13, con Paco González llevando la bocina y el bate de béisbol –“Me avergüenzo de vivir en un país cuyo Gobierno miente”-, o las horas extra de Carlos Carnicero en las cañerías del Estado, desde las que su instinto le permitió alertar a los oyentes, esa misma noche, de que “se podría estar preparando la declaración de un estado de Excepción”. Es muy duro, amén de injusto, dice el bueno de Iñaki, recibir todos los días "insultos" en el correo electrónico, simplemente por hacer bien tu trabajo. Es como si a afiliados y cargos públicos del PP los insultaran y agredieran por hacer  mal el suyo; o como si los simpatizantes de este partido tuvieran que ocultar su voto para no ser amedrentados. Menos mal que el hombre de negro y de limpia mirada no acepta convertirse en "un símbolo de la manipulación". Si no fuera por el autocontrol de Iñaki, ¿qué sería del periodismo independiente en España?

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