Amén de una incapacidad manifiesta para tratar los asuntos de Estado y para gestionar las cuentas públicas, el Gobierno ZP se ha convertido, por méritos propios, en el gabinete más imprevisor y chapucero de la democracia. Por si no fuese suficiente con lo de los incendios o la sequía que padecemos hace meses, los atascos de tráfico han venido a confirmarnos que en Moncloa dedican su tiempo a cualquier cosa menos a velar por los problemas reales que afectan al país.

La madrugada del lunes al martes en la autovía que une la costa levantina con Madrid se transformó en una multitudinaria película de Fellini. Miles de personas completamente atascadas hubieron de dormir dentro de sus vehículos o en estaciones de servicio donde se agotaron hasta las botellas de agua. Familias enteras varadas con su automóvil en medio de ningún sitio porque a los encargados de que eso no ocurra no se les pasó por la cabeza ni abrir un carril extra ni enviar un sólo agente de la Guardia Civil. Aunque, claro, la Benemérita es, a juicio de quienes nos gobiernan, algo prescindible. ¿Le parece tercermundista? Pues bien, no diga tercer mundo, diga ZP.