La competencia es muy dura en el turismo de sol y playa; aunque el terrorismo islámico haya podido favorecer a España frente a destinos como Túnez o Turquía, países como Croacia están apostando fuerte por quedarse con su parte del pastel. Una de las formas de no quedarnos sin nuestra principal fuente de divisas es diversificar la oferta apoyando nuestro clima con propuestas de ocio y cultura que, a ser posible, apunten a los turistas que más gasten. Los hoteles con campo de golf son una de las propuestas, que crean empleo y resulta un uso mucho más rentable del agua que los cultivos subvencionados.

Pero la razón y la prosperidad no se llevan bien con el socialismo y el ecologismo. Por eso, Cristina Narbona ha decidido que tenemos que dedicarnos a la agricultura, poniendo distintos precios al agua dependiendo de la actividad a la que se destinen.