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Pese a las campañas de perfil bajo, hay Esperanza en el PP

La opinión de Esperanza Aguirre favorable a que se investigue el uso de la información oficial antes y después del 11-M es de una sensatez irrebatible. ¿Qué estará pasando en el PP para que la firmeza de la presidenta se perciba, simplemente, como un criterio más y una muestra espontánea de coraje, y no como lo que debería ser: la posición inequívoca del único partido de la Oposición? Si hay algo reconfortante para la derecha española en la secuencia de infamias conocidas desde el 11-M, es la claridad, el sentido común y la convicción moral con que se expresa la presidenta de Madrid.
 
Para los que aún no la conocen, y para los que siguen observándola a través de las miopes y mediocres lentes del guiñol progre, esta Esperanza Aguirre recta y sincera, que defiende las posiciones de fondo y principios de su partido y de gran parte de la sociedad española con audacia dialéctica, sin estúpidos temores y pertrechada de razones aplastantes, será todo un descubrimiento y atraerá una nueva corriente de simpatías. Para los electores del PP, es la mejor noticia, quizá la única buena, desde su derrota en las urnas el pasado 14-M.
 
El PP debe sentir como un aldabonazo la opinión de su presidenta de Madrid. Con ella instalada en la antigua Casa de Correos de la Puerta del Sol, la derecha española tiene una referencia sólida e ilustrada para acometer la inaplazable tarea de persuadir a la sociedad sobre la superioridad de sus valores esenciales. A pesar de las campañas de perfil bajo, hay Esperanza para casi diez millones de españoles.

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