Menú

Primeras víctimas del Huracán Kioto

Los socialistas de todos los partidos estarán ya celebrándolo: por obra y gracia (no sabe cuánta) de la Generalidad valenciana, tres empresas, tres motores de prosperidad, tres generadores de empleo en aquella comunidad han tenido que echar el cierre. ¿El motivo? Que emiten CO2. Y, claro, Valencia no está para humos, de lo saturada que está. Tanto, que emite ¡un 25% por ciento menos que la media nacional! y ¡un 39% menos que el promedio de la UE!...

Ahora que el PP empieza a sacrificar inocentes en el altar de Kioto para beneplácito de Narbona y demás partidarios de devolvernos a las cavernas, ahora que el ecologismo más zafio empieza a cobrarse puestos de trabajo, convendría que, de una vez por todas, tomáramos conciencia de que un Gobierno intervencionista es, precisamente, como el clima, según la certerísima comparación del prestigioso especialista en Medio Ambiente Jerry Taylor, del Cato Institute; o sea, "omnipresente, incontrolable, potencialmente molesto y a menudo amenazante".

Por desgracia, como están teniendo ocasión de comprobar decenas de trabajadores valencianos, no se quedan en la amenaza.

Aquí, y en cualquier parte, sólo hace falta un Protocolo: aquel que restrinja severamente las emisiones mefíticas de los que juegan irresponsablemente con el pan de los demás. Estos sí que contaminan las sociedades; con una polución, además, muy difícil de erradicar.

Herramientas

0
comentarios