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"Qué cobardes y qué poquita cosa sois"

Los escamots, los liberticidas, los amasadores del Odio, los perpiñánidas, los batasunizadores del discurso político catalán, están desatados. Y van y se encadenan a la COPE, disfrazados muy al estilo de sus cuates proetarras, los chicos de la gasolina, los xiquets del Ternera, que dirían Arzallus y Carod-Rovira, respectivamente.
 
Ellos no pueden vivir sin mirar a los del hacha y la serpiente; nosotros, sin recordar, sin atender a las víctimas del terrorismo. Por ejemplo, a la madre de Gregorio Ordóñez, Consuelo Fenollar, cuando maldijo y definió a los asesinos de su hijo con un insuperable "Qué cobardes y qué poquita cosa sois".
 
Estos, los encapuchados y sus padrinos –Puig y Tardá, esas dos afrentas a la ética y a la estética–, también lo son: muy poquita cosa y muy cobardes. Tienen mucho miedo. A la luz y a la libertad. Por eso ladran.
 
Nosotros no. Nosotros (y la COPE de sus disgustos) denunciamos sus atropellos, merecedores de protagonizar una edición actualizada del Cómo terminan las democracias del gran Revel.
 
Estamos donde estábamos antes de que les diera por sacar las dianas del baúl de los recuerdos: en la defensa de España y de la libertad; en la lucha contra sus enemigos. Y allí estaremos. Siempre.
 
"... luego cabalgamos".
 
Seguiremos informando. En COPE y en Libertad.

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