El presidente del Gobierno, jaleado por su equipo progre habitual, anunció que bajo su mandato la democracia se fortalecía y las libertades públicas se consolidaban. Los hechos demuestran lo contrario. El último ejemplo es la reacción del Ejecutivo tras los incendios y la imprevisión pública que casi borra a Guadalajara del mapa, prohibiendo a los ciudadanos deambular por los montes públicos. El artículo 13, letra c del Decreto Ley 11/2005, con agostismo y alevosía, así lo previene, tal vez para que los pirómanos, al leerlo, se abstengan de acudir al monte a perpetrar sus fechorías. El texto es técnicamente lamentable y constitucionalmente más que dudoso, pues limita por decreto la libertad de circulación consagrada en la Carta Magna.

 

En todo caso, la idea puede ser aprovechada en otros ámbitos dada la extraordinaria imaginación socialista para todo lo que sea intervenir en la vida de los ciudadanos. Ahí tiene Pere Navarro la solución a los problemas de tráfico: prohibir a los coches circular por las carreteras. Se acabaron los accidentes, se fortaleció la democracia, se robusteció la libertad. Gracias ZP.