O al menos así se ha recibido la noticia de la derogación del trasvase del Ebro en la sede de la Esquerra catalana. Lo que los republicanos de Carod no dicen es que en poco, muy poco tiempo, va a dar comienzo otra pesadilla, la de la primera sequía (pertinaz, naturalmente) que nos toque padecer en un futuro próximo. Porque nuestro clima es así. A periodos de abundancia hídrica le sobrevienen otros de escasez. Sobre esto poco o nada podemos hacer los humanos. Lo que si está en manos de las autoridades de turno es crear la infraestructura necesaria para que el agua transite de donde sobra a donde falta. El Ebro lleva agua suficiente para dar de beber a buena parte de nuestra sedienta cuenca mediterránea. El delta del Ebro es un vergel, el valle de Almanzora un erial, y esto seguirá siendo así aunque a Narbona le de por desalinizar el Mare Nostrum completo. Los ecologistas lo saben, el gobierno ZP también pero, sin embargo, parece que ambos prefieren que varias provincias se mueran de sed. La pesadilla de la sequía está a punto de comenzar.