Prioridades del próximo Gobierno, en política social y educativa: matrimonios de homosexuales, aborto libre durante las primeras doce o catorce semanas de embarazo, clases de Religión como alternativa al bocadillo del recreo y sin valor curricular alguno. Todo se legislará durante los dos primeros años del nuevo ciclo parlamentario. Se diría, por la ansiedad transmitida por Carmen Chacón y Micaela Navarro, que los españoles no piensan en otra cosa que en tolerar la adopción de niños por gays y lesbianas, incentivar el aborto entre las adolescentes o preservar a sus hijos de la nociva influencia de la Religión.  Pero la urgencia del PSOE es de otra naturaleza. Necesita un programa propio. Si impera una elemental sensatez en el próximo Gobierno, su política económica será la que le ha marcado el PP; su política exterior, por más que Moratinos pregone la rancia doctrina tercermundista, no tendrá más remedio que acabar ciñéndose a los compromisos y alianzas internacionales de España; y su política antiterrorista no tendrá otro camino que abundar en la eficacia policial y el vacío social del terror, su discurso y su entorno: bases del Pacto firmado por PP y PSOE. ¿Qué campo les queda a los socialistas para ser ellos mismos, o al menos, para compensar su sorprendente parecido a otra cosa? La siempre fértil pradera de la liberación sexual, la pedagogía del buen rollito y la estigmatización de la Iglesia. La ciencia de las soluciones delirantes a problemas imaginarios: patafísica, la llamó Alfred Jarry.