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EDITORIAL

Castilla y León, prueba de fuego para Feijóo

Una repetición electoral o un acuerdo con el PSOE para marginar a Vox sería la peor credencial que podría presentar Feijóo para postularse como alternativa a Sánchez Castejón.

Alberto Núñez Feijóo formalizó este miércoles su candidatura para liderar el Partido Popular presentando en Génova más de 55.000 avales. Se trata, ciertamente, de un número extraordinario que permite descontar con seguridad su próximo nombramiento como sucesor de Pablo Casado. Sin embargo, el gallego le falta todavía presentar el aval definitivo, sin el cual su liderazgo y sus pretensiones de sustituir a Pedro Sánchez estarán irremediablemente condenados al fracaso. La credencial que garantice que ha asumido el deber de defender sin complejo alguno el ideario liberal-conservador y el de llegar a acuerdos con Vox para desalojar del poder a los social-comunistas, aliados de los golpistas catalanes y los despojos de ETA. Mientras el PP no asuma que puede y de hecho debe tratar a la formación liderada por Santiago Abascal como un socio natural, será imposible conformar una mayoría suficiente para acabar con la banda de Sánchez.

Al PP se le presenta la inmediata posibilidad de demostrar que ha entendido el mensaje que no deja de lanzarle el electorado liberal-conservador en la conformación del nuevo Gobierno de Castilla y León. Aunque hace sólo unos días Feijoó pareció presto al propósito de enmienda al dar vía libre a Alfonso Fernández Mañueco para que pacte con Vox –Pablo Casado y Teodoro García Egea se negaron tajantemente dos días antes de que estallara el escándalo del espionaje a Isabel Díaz Ayuso–, lo cierto es que no lo tiene ni mucho menos claro. Peor aún es el caso de quien se postula como heredero de García Egea, Esteban González Pons, que maneja la ridícula caricatura fascistoide que de Vox hace la izquierda para que el PP se imponga un cordón sanitario que le impida llegar a acuerdos con los de Abascal. Aunque en esRadio se abstuvo de motejar como "extrema derecha" a Vox como hiciera sólo unos días atrás, lo cierto es que lo dejó caer al referirse a "la familia europea a la que pertenece Vox" o al hecho de que este ultimo partido sea "socio de Marine Le Pen".

Que Vox coincida con la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, menos radical que el Frente Nacional que liderara su padre– en su tolerancia cero con la inmigración ilegal no convierte a ambos partidos en socios ni los encuadra en la misma "familia europea". Así, mientras el de Le Pen pertenece a Identidad y Democracia, Vox forma parte del Partido de los Conservadores y Reformistas Europeos, como los tories británicos.

El caso es el los infundios que presentan a Vox como un partido de cuestionable pedigrí democrático y el hecho que el PP no se quiere enterar de que Mañueco –a diferencia de Isabel Díaz Ayuso en Madrid– quedó en Castilla y León a gran distancia de la mayoría absoluta están llevando al bloqueo en las negociaciones.

Confiemos en que el PP ponga coto a sus absurdas y suicidas pretensiones y no prefiera repetir las elecciones antes que llegar a un acuerdo con Vox. Y es que una repetición electoral o –lo que es peor– un acuerdo con el PSOE para marginar a Vox sería la peor credencial que podría presentar Feijóo para postularse como alternativa a Sánchez Castejón.

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