Mariano Rajoy no sólo sigue sin precisar su respuesta al último paso dado por los golpistas catalanes, también rehúye concretar sus compromisos de cara a las próximas elecciones generales. Así lo ha puesto de manifiesto este miércoles en un foro organizado por el diario El Mundo, donde no ha hecho otra cosa que prometer "prudencia y proporcionalidad" ante la intentona secesionista y aludir a unos vacuos "ejes de actuación" para la próxima legislatura.
Bastaría recordar la temeraria desproporcionalidad que supuso la tibia y displicente reacción de Rajoy tanto al gravísimo chantaje de Mas como a la celebración de la ilegal consulta secesionista del año pasado para sentenciar que el presidente del Gobierno sigue encubriendo con los dignos ropajes de la "prudencia y la proporcionalidad" lo que, por el contrario, no es otra cosa que temeraria pusilanimidad e imprudente irresolución.
Con todo, es comprensible que Rajoy se sienta "cómodo en su papel frente al desafío separatista", habida cuenta de que ningún partido –con la excepción de UPyD– le está exigiendo nada que no sea recurrir al Tribunal Constitucional, a lo que él es tan aficionado como los separatistas lo son a hacer caso omiso de las sentencias de la referida institución.
En cuanto a sus compromisos postelectorales, se entiende que el presidente de este irreconocible Partido Popular lo tenga difícil a la hora de hacer promesas, habida cuenta de su pavoroso historial de incumplimientos; con todo, los vaporosos siete ejes de actuación que ha anunciado rozan la tomadura de pelo.
Así, no se sabe si lo de "avanzar en el empleo" y lo de "crecer de manera sostenida y competitiva" se intentará haciendo lo que el PP dijo que iba a hacer pero no ha hecho, es decir, reduciendo la deuda y los impuestos y acometiendo reformas liberalizadoras de calado. Tampoco se sabe si con lo de "fortalecer el Estado de las Autonomias" Rajoy se está comprometiendo a enfrentarse a los nacionalistas apostando por una "profunda reforma" del "insostenible modelo autonómico", tal y como su partido se comprometió a hacer hace cuatro años, o si, por el contrario, procurará contentar a los nacionalistas mediante apaciguadoras reformas constitucionales o mayores cesiones de impuestos, como las que ya está ofreciendo el Gobierno.
En cuanto al objetivo de "reforzar los pilares del bienestar", no está claro si el PP de Rajoy va a seguir como hasta ahora, apostando por las subidas de impuestos y el endeudamiento, o si, por el contrario, impulsará la Sociedad del Bienestar permitiendo que los ciudadanos puedan beneficiarse de la competencia.
Por lo que hace a "culminar la mejora de la educación" y "seguir modernizando la Administración", se trata de colar la idea de que ha habido avances sustanciales en esos ámbitos en estos cuatro años sin aportar un solo dato objetivo que lo sustente.
Finalmente, no se sabe si lo de "mantener un compromiso permanente de regeneración de la vida pública" significa que se va a seguir pidiendo a los imputados por corrupción que sean fuertes e incumpliendo la promesa de despolitizar la Justicia.
En definitiva: con tan vaporosos compromisos, todo es posible, incluso una nueva legislatura de Zapatero bajo las siglas del PP.