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El fin del principio… o no

En la segunda batalla de El Alamein, celebrada entre el 23 de octubre y el 4 de noviembre de 1942, el general Montgomery logró batir al Afrika Korps del mariscal Rommel. A partir de aquel momento, los alemanes se verían obligados a retroceder en el norte de África, abandonando Egipto y Libia, hasta refugiarse en Túnez.

Tras la batalla, el primer ministro inglés, Winston Churchill, pronunció una frase que ha pasado a la Historia: "Esto no es el fin. Ni siquiera es el principio del fin. Pero tal vez sea el fin del principio". Después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, Churchill escribió sobre El Alamein otra frase menos conocida, pero no menos ilustrativa: "Antes de aquella batalla", escribió Churchill, "no obtuvimos una sola victoria. Después de El Alamein, no sufrimos una sola derrota".

Ayer, el gobierno de Rajoy ordenó intervenir parcialmente las cuentas de la Generalidad, tal como se encargó Montoro de explicar en una rueda de prensa. Digo ‘parcialmente’ porque no se retira ninguna competencia al gobierno catalán, sino que simplemente el Estado pasa a asumir el pago de los servicios esenciales y las nóminas de los funcionarios, y ordena a la Generalidad que el resto de los pagos queden suspendidos, debiendo certificarse que ninguno de ellos va a financiar el referéndum ilegal del 1 de octubre.

Habrá que leer con cuidado la letra pequeña de lo acordado por el Consejo de Ministros, porque lo explicado ayer por Montoro es lo suficientemente ambiguo como para que quepa todo y que no quepa nada. Por ejemplo, a partir de ahora no podrá realizarse ningún pago que sirva directamente para organizar el referéndum del 1-O, pero ¿qué pasa con los pagos indirectos? ¿Qué pasa, por ejemplo, con las subvenciones a asociaciones independentistas que, a su vez, se dedican a fomentar, publicitar u organizar el referéndum? Pues que, al no estar esas subvenciones destinadas a un servicio público esencial, será el gobierno de Rajoy el que determine si se pagan o no. Lo cual da margen al gobierno tanto para acabar de una vez con el desafío separatista, como para seguir permitiéndolo. Por ejemplo: ¿congelará el gobierno de Rajoy los fondos destinados a las embajadas catalanas en el exterior? Lo acordado ayer por el Consejo de Ministros da margen a Rajoy para cerrar esas embajadas, pero también para mantenerlas abiertas.

Hay que aclarar también que no estamos ante ninguna aplicación del artículo 155 de la Constitución. Ni se retiran competencias a la Generalidad, ni tampoco se asume completamente el control económico de sus cuentas: simplemente, las cuentas se intervienen para autorizar o no cada gasto que la Generalidad quiera hacer.

Hacía mucho que se tenía que haber tomado esa decisión; concretamente, desde que la Generalidad anunció por primera vez su intención de celebrar un referéndum. Si la decisión se hubiera tomado hace un año, no habríamos llegado a esta situación kafkiana.

En cualquier caso, bienvenido sea este paso del gobierno. Como dijo Churchill: "Esto no es el fin. Ni siquiera es el principio del fin. Pero tal vez sea el fin del principio". Y la clave para que ese ‘tal vez’ se transforme en certeza es la actitud que Rajoy adopte. Si quiere acabar de una vez por todas con el separatismo, ahora tiene la herramienta para hacerlo. Pero si quiere dejar que el problema se siga pudriendo (y nos siga pudriendo), también puede.

Ojalá que Rajoy haga por fin lo que debe y podamos repetir lo que Churchill dejó escrito: "Antes de intervenir las cuentas no ovtuvimos una sola victoria. Después de intervenirlas, no sufrimos una sola derrota".

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