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Lo que va de Trump a Rajoy (2ª parte)

Ya traté, en un editorial anterior, sobre cómo Trump había puesto en marcha, en los primeros días de su llegada a la presidencia, más de la mitad de sus promesas electorales, a diferencia de ese Rajoy que se pasó cuatro años con mayoría absoluta en la Moncloa sin cumplir ninguna.

Habiendo casi finalizado el proceso de confirmación de los miembros de su gobierno por parte del Senado, Trump ha desvelado ya su borrador de presupuestos para el nuevo año fiscal y se prepara para acometer la renovación del poder judicial.

En su borrador de presupuestos, Trump mete la tijera de manera inmisericorde al aparato administrativo heredado de los presidentes anteriores, cumpliendo con varios de los compromisos adquiridos durante la campaña.

Así, Trump corta la financiación a todo lo relacionado con la estafa del calentamiento global, cerrando los programas internacionales y de investigación sobre cambio climático de la Agencia de Protección Medioambiental; la Iniciativa Global sobre Cambio Climático interministerial; el Fondo Verde del Clima y los Fondos Climáticos de Inversión de Naciones Unidas y los programas de adquisición de datos de la NASA relacionados con el cambio climático.

Trump corta también las subvenciones a las ruinosas energías renovables, como el Programa de Fabricación de Vehículos de Tecnología Avanzada, los programas de apoyo a los estados en el tema de certificación energética o el programa de energía de la Agencia de Proyectos Avanzados de Investigación.

Acaba también con los típicos programas y agencias que con frecuencia se utilizan para colocar a personas políticamente afines o subvencionar a ONGs políticamente afines que viven del presupuesto público. Así, Trump cierra el Instituto de la Paz, la Fundación para el Desarrollo Africano, el Consejo Interagencias sobre Personas sin Techo, la Corporación para el Servicio Nacional y Comunitario o el Centro Internacional Woodrow Wilson.

Elimina también la Corporación de Medios Públicos de Comunicación, que comprende más de 1500 radios y televisiones. Elimina organismos que subvencionan aventuras internacionales de empresarios privados. Elimina agencias y programas de desarrollo regional que se solapan con competencias de los estados y los ayuntamientos...

En resumen, va a haber muchos profesionales de la política y del lobby que van a tener que empezar a buscarse los garbanzos como todo hijo de vecino.

En el terreno judicial, mañana dará comienzo el baile, con la sesión de confirmación en el Senado de Neil Gorsuch, el candidato que Trump ha elegido para cubrir la vacante que hay en el Tribunal Supremo. Neil Gorsuch es un respetado jurista que defiende la aplicación estricta de la Constitución, muy lejos de ese "uso alternativo del Derecho" que tanto le gusta a la progresía de todo el mundo a la hora de impulsar su agenda ideológica. Como dato curioso, Gorsuch sería el primer miembro del Supremo, desde hace muchas décadas, en tener un doctorado en Derecho.

Además de Gorsuch, Trump deberá proponer al Senado el nombramiento de otros 124 jueces federales de diversas instancias, para cubrir las vacantes existentes. Si logra el apoyo del Senado para los nombres que elija, se trataría de la mayor renovación del poder judicial en Estados Unidos desde hace medio siglo.

De hecho, como ayer señalaba el New York Times, si tenemos en cuenta las bajas de jueces que se producirán por cuestiones de edad en los próximos cuatro años, Trump podría terminar nombrando durante su mandato a casi la mitad de los jueces de los tribunales federales de apelación. Eso significaría, ni más ni menos, el fin del dominio progre de la Justicia federal en Estados Unidos.

Comparen Vds. ahora con lo que tenemos aquí, con ese Rajoy que no usó su mayoría absoluta para acabar con la hipertrofia de la administración, ni para cerrar agencias y programas inútiles, ni para eliminar duplicidades, ni para poner coto a tanto chollo. Comparen Vds. a Trump con ese Rajoy que no usó su mayoría absoluta para limpiar la administración de profesionales del activismo progre. Comparen Vds. al presidente americano con ese Rajoy ´que acaba de apoyar a Cándido Conde-Pumpido para el Tribunal Constitucional.

Trump será un bocachancla, un antipático, un patán... todo lo que Vds. quieran. Pero me quedo mil veces con el bocachancla de Trump, que está actuando de forma decidida para renovar la política americana y acabar con el predominio y el saqueo progres, antes que con el educado Rajoy, que ha demostrado día a día ser la perfecta encarnación de lo que José María García solía decir: ni una mala palabra, ni una buena acción.

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