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Pablo Planas

Peripecia de dos alcaldes catalanes

Las encuestas insisten en el precipitado del engorde de Oriol Junqueras, el silente líder de ERC, al tiempo que los alcaldes de Convergencia se parapetan en el búnker de 'El hundimiento'.

El alcalde de Argentona (12.000 habitantes, provincia de Barcelona), Eudald Calvo i Català, es un joven muy ocupado. Independentista de acero, revolucionario de hierro y bravo antisistema que fue detenido en agosto de 2010 acusado de asociación ilícita, daños y desórdenes públicos tras un ataque a la estación de los Ferrocarriles de la Generalidad en la Universidad Autónoma de Barcelona. Calvo era en aquella época el portavoz de Maulets (una de las organizaciones que dio origen a Arran, las tropas de asalto de la CUP) en la comarca del Maresme. Según el atestado de los Mozos de Escuadra, había dirigido megáfono en mano la redecoración de las instalaciones a cargo de unos encapuchados como protesta por el encarecimiento del transporte público.

El asunto quedó en agua de borrajas judiciales, pero Calvo todavía debe de sentir escalofríos cuando rememora su detención. Según refería en su día el diario de Mataró Capgròs (Cabezudo), durante la noche que pasó en comisaría Calvofue despertado al grito de "¡Viva España!"por parte de un agente de los Mozos. No se había recuperado del shock cuando otro policía autonómico se identificó como miembro de la Falange y le hizo escuchar el Cara al Sol vía teléfono móvil. A pesar de las circunstancias y contra todo pronóstico, el independentista Calvo sobrevivió. Eso pasó un martes de agosto y el jueves siguiente comparecía fresco como una lechuga ante la prensa comarcal para denunciar el "incorrecto" trato recibido. Le acompañaba el concejal de la CUP en Mataró, que anunció una moción municipal para esclarecer los turbios disturbios entre mozos y jóvenes concentrados en apoyo de Calvo que se saldaron con quince indepes contusionados, según los querulantes.

Un año después era elegido Calvo concejal de Argentona y en los siguientes comicios, designado alcalde con los votos convergentes, esquerranos, socialistas y podemitas en detrimento de la lista local Tots per Argentona, marca rebotada de CiU que obtuvo 1.517 papeletas frente a las 1.023 de la CUP, la segunda opción más votada. Durante el tiempo transcurrido, Calvo ha aprendido mucho. En una entrevista reciente declaraba: "La manera más fácil de tener las calles limpias es no ensuciarlas". Fijo que el antaño aguerrido rompefarolas (qué mal que acabó el Cojo Manteca) y ahora primer edil argentonino sería incapaz ahora de arrojar una colilla al suelo.

El caso es que siete años y pocos días después de aquella tenebrosa experiencia nocturna en las mazmorras de los Mozos, Calvo i Català se frota la chorra en el Twitter delante del fiscal Maza y afirma:

Tengo mucho trabajo y no puedo dedicarme a estas tonterías [última hora, la Fiscalía cita a declarar a todos los alcaldes firmantes del decreto de apoyo al 1-O]. Quién quiera hablar conmigo, ya sabe dónde encontrarme. #HolaDictadura.

El joven Calvo es todo lo contrario de Francesc Garcia, ya exalcalde republicano de Ponts (2.824 vecinos en la provincia de Lérida). En realidad, Francesc Garcia se llama Francisco García Cañadas y ha plegado del cargo con un comunicado en el que explica que su "vida profesional" requiere en estos precisos instantes de una atención incompatible con los agudos designios de la actualidad. Se ha ido sin firmar el decreto de apoyo al referéndum, más feliz que una perdiz, pero sin el deber cumplido. En Convergencia están que trinan y en ERC alegan que al exalcalde de Ponts le asisten graves motivos de peso, nada que ver con poner en juego su patrimonio por el referéndum.

Todavía no hay noticia de ningún alcalde convergente renuente al 1-O. La mayoría son de la quinta de Puigdemont, exprimera vara de Gerona. Así es que un alcalde de ERC se raja mientras los primeros ediles de la CUP secundan a Calvo. Tendrán que prenderlos los Mozos falangistas si es que son citados a declarar como ordena la Fiscalía. Las encuestas insisten en el precipitado del engorde de Oriol Junqueras, el silente líder de ERC, al tiempo que los alcaldes de Convergencia se parapetan en el búnker de El hundimiento.

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