Aitor Ocio siempre ha defendido su intimidad. Aunque es un destacado futbolista, siempre le ha gustado mantenerse al margen de los medios de comunicación, a pesar de haber mantenido una larga relación sentimental con la modelo Laura Sánchez, con la que tiene una hija en común.
La pareja hace unos años decidió romper su noviazgo, y por el bien de la pequeña, pusieron todo de su parte para llevarse lo mejor posible. El tiempo fue pasando y los problemas comenzaron a surgir por el tema de la de la custodia de la niña y el régimen de visitas.
El jugador de futbol detesta hablar de su vida privada, y por ese motivo, como en la actualidad existen unos problemas con la madre de su hija, ha preferido enviar un comunicado, confeccionado por sus abogados, en los que explica la situación en que se encuentra, y así aclarar informaciones no veraces que puedan dañar su imagen.
Seis días después de haberse dictado sentencia por la custodia de su hija, acusa a su ex novia, Laura Sánchez, de haber utilizado los medios de comunicación para hablar de su vida privada, cosa que él nunca ha hecho. A la modelo se la pudo ver hace unos días junto a su actual pareja, el cantante David Ascanio, manifestando lo contenta que se sentía porque se había arreglado todo. Dijo que la custodia de la niña era compartida y que eso era lo que ella había solicitado.
Por su parte, Aitor afirma que en el año 2007 se firmó el primer convenio regulador de mutuo acuerdo, pero los problemas comenzaron a surgir ya que era imposible que lograran ponerse de acuerdo sobre el reparto de los días para tener a la niña.
A consecuencia de esto los dos solicitaron la guardia y custodia en exclusiva, y el juez ha dictaminado que sea compartida, y reparte los tiempos, según lo establecido en el primer convenio regulador de hace 4 años.
Laura está dolida, y no quiere responder a esto, todo lo contrario que Aitor, porque de una vez por todas va a tener a su hija varios días entre semana y un fin de semana al mes, situación que antes era imposible.
Por su parte él también ha rehecho su vida con una madrileña llamada Bárbara, y juntos viven en Bilbao, ciudad de donde es Aitor.
Como siempre ocurre con estos temas tan delicados, "nunca llueve a gusto de todos"