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Chica de revista

Llevo un par de horas intentando arrancar el día. No me ha servido de mucho levantarme temprano, no me concentro y no he conseguido sentarme a escribir hasta ahora, después de ver un par de veces la rueda de noticias de todos los informativos de la tele. Ahora el sueño empieza a abrirse como las nubes de la cabecera de Los Simpson, y me doy cuenta que además tengo unas agujetas tremendas, resultado de los días que llevo ensayando la coreografía para adaptarla a las televisiones y los conciertos. Menos mal que pronto podremos probar todo en el mini show que ofreceremos en el Museo Guggenheim de Bilbao, en la inauguración de la exposición de Takashi Murakami. Me tienes que recordar que me lleve alguno de mis objetos fetiche del artista para que los firme.

Bueno, que me desvío del tema. Lo que te quería decir es que nunca seré una buena chica de revista, no sirvo para el baile, soy rígida y si no consigo llevar una cuenta germánica de los pasos, no me salen. Por el camino del ADN se perdieron mis genes cubanos, yo creo que mi madre se los quedó todos para ella, teniendo en cuenta que cumple ochenta años y baila en casa todos los días cuando no va al gimnasio a su clase de ritmos latinos. Por otro lado me divierte aprender coreografías nuevas, montar movimientos diferentes a los que se me ocurren de forma natural. Rocco y Paolo son buenos profesores, los conceptos me quedan claros, así que lo único que me queda es ensayar y ensayar, como si estuviera en una edición de Mira quién baila. Ya estoy tan suelta que la próxima vez que me propongan ir al programa como concursante igual contesto que sí. Aunque siempre te decimos que deberías ir tú con tu hermana, nunca he conocido personas a las que les guste más bailar.

Al grano, que doy más vueltas que una bailarina en una cajita de música Con todo esto del baile y mi incapacidad para llegar a ser algún día una chica de revista lo que en realidad te quería contar es que la semana pasada leí que Lina Morgan quiere vender el teatro de La Latina. Declaraba que después de treinta años ya no tiene ganas de seguir con todo el trabajo que implica la dirección del teatro, y que espera que quien lo compre le ofrezca un palco para seguir acudiendo a las funciones. ¡¡Ay Mario, qué pena!! ¡¡Que nos lo convierten en otra cadena de ropa de diseño a precios asequibles, o en otra sucursal de El Corte Inglés!! ¿Es que no basta con el sufrimiento que supone salir de casa cada día y ver el mítico Pasapoga de la Gran Vía en pleno proceso de demolición para albergar perchas de prendas fabricadas en serie en algún país asiático? ¡¡No puedo más!! Vamos a echar una bonoloto o comprar un cuponazo, lo que sea, a ver si nos toca. ¡¡Salvemos La Latina!! Ese teatro tiene que permanecer protegido, mimado, subvencionado. Espe... Gallardón... ¡¡por favor!! Entre tanto musical infame, entre tanto cine convertido en teatro para albergar adaptaciones musicales de cuarta, nadie se acuerda de la revista, de los gloriosos escenarios, diálogos, vedettes. Fangoria llevamos años queriendo hacer un espectáculo más cercano a la revista que a un concierto de rock al uso. De hecho lo hacemos, pero nunca damos el paso definitivo de fraccionar nuestros números musicales entre humoristas y vedettes. Y si nos cierran La Latina, ¿qué haremos? Te dejo una foto de la fachada y otra maravillosa, con Lina Morgan y su cuerpo de boys, con esa escalera ineludible y el brillo de las luces del escenario...¡sniff!

 

Vamos a usar este espacio para comunicarnos, dejarnos recados, enseñarnos las fotos y noticias que descubrimos... para contarnos todas esas cosas que no nos da tiempo a comentar en el día a día. Esto es, en definitiva, un blog cerrado al que sólo tenemos acceso nosotros dos, una extensión de nuestra vida

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