
El Mundo
"Sánchez lanza su 'ticket electoral' con Díaz aprovechando la inútil moción de Vox". Yolanda no es nadie sin Podemos. "El presidente del Gobierno agita el mensaje del miedo a la derecha y permite a la vicepresidenta segunda subir a la tribuna para catapultarse como líder del espacio a la izquierda del PSOE". Parecía la señorita Rottenmeyer, ahí dando la bronca a Tamames, Inaguantable, la tía. En cuanto al miedo a la derecha no sé cuándo se va a enterar Sánchez que el que da miedo es él. Menudo tostón nos dieron ayer entre uno y la otra.
El editorial sigue creyendo que la moción beneficia al Gobierno. "Si Vox quería emplear un instrumento constitucional como la moción de censura para erosionar al Gobierno e impulsar sus opciones electorales, lo único que ha logrado por ahora es alimentar tanto las del PSOE como las del vago proyecto de Yolanda Díaz, que protagonizó desde la tribuna su puesta de largo". Pero si tanto Sánchez como Yolanda aburrieron a las ovejas. Lo único que deseaba el personal es que acabaran de una vez. Bien clarito se lo dejó Tamames en un momento cumbre.
A Manso no le gustó el discurso de Abascal por sus "populistas y paranoides ataques a la prensa". Últimamente no hace otra cosa. Como Pablo Iglesias. Tampoco le gustó el discurso de Tamames. "No fue capaz de hilvanar un discurso y unas réplicas a la altura del papel que tenía encomendado". Pues chico, a mi me pareció que estuvo bien y dio en el clavo en muchos asuntos. "Los intereses cortoplacistas y la política del espectáculo han guiado a Abascal en una moción que lo deja debilitado como líder, y en la que Feijóo, más allá de la indefinición de algunos aspectos de su proyecto político que Vox azuza, se ha ausentado con acierto".
Lucía Méndez va más allá. "Asistir al discurso del aspirante fue, sencillamente, angustioso, agobiante, triste y perturbador por momentos". "En las entrevistas de la tele, la radio y los diarios parecía otra cosa". Pues algunos le entendimos perfectamente, será que hablamos el mismo lenguaje. "El presidente del Gobierno se puso las botas frente a un líder de Vox sobrepasado, aunque con más soltura en la réplica, y al viajero llegado de lejanos tiempos. Aprovechó hasta el tuétano la oportunidad que le da el Reglamento de hablar sin límite de tiempo". Se pasó de frenada, como siempre. A la mitad del discurso ya nadie le escucha, ni siquiera él se escucha a sí mismo.
"Según algunos dirigentes antaño de Podemos y ahora en el espacio fantasmal situado a la izquierda del PSOE, en la moción de censura de Ramón Tamames y Vox ha nacido una futura presidenta del Gobierno. Yolanda Díaz, que de momento es vicepresidenta, subió a la tribuna para afear a Tamames su transfuguismo político y reivindicar la gestión del Gobierno". Yolanda es un producto mediático, nunca será presidenta de nada y ayer estuvo especialmente repelente y estúpida.
Jorge Bustos ve las cosas de otra manera. Será que no es contertulio de Ferreras. Apunta al "filibusterismo de Sánchez mediante respuestas kilométricas a preguntas no formuladas", como muy bien le reprochó Tamames. "Con una vicepresidenta sin partido que trata a sus votantes como a párvulos y luego abronca a un anciano que pagó con cárcel la lucha por la democracia que ella heredó". Vamos, daban ganas de darle un bofetón y decirle ‘niña callate, anda, que tu no has hecho nada en tu vida’.
"Ocurrió lo que veníamos avisando -que Sánchez explotaría durante horas el grotesco error de cálculo de Vox para blanquear su ejecutoria, ahogar el eco de los escándalos que lo cercaban y lanzar su campaña de la mano de Yolanda Díaz en un escenario inmejorable-, pero Santiago Abascal estaba demasiado ocupado matando mensajeros como para recapacitar a tiempo. La prensa ha sido el auténtico objeto de la censura de Abascal, que comparte la opinión de Pablo Iglesias sobre los periodistas". Tiene una obsesión. A los de Vox, o los aplaudes a todas horas o te patean. Tiene el mismo tic autoritario de Podemos en ese aspecto.
Cree Bustos que el silencio reinante en el hemiciclo era una orden de Sánchez. "Yolanda Díaz no se había peinado como la princesa Leia para nada. Y así fue. Sánchez subió a la tribuna a replicar a Abascal casi brincando de euforia. Dijo tantas cosas durante tanto tiempo que los científicos no descartan que alguna fuera cierta". Venga Bustos, eso es imposible, se hubiera puesto colorado.
"Irene Montero y Alberto Garzón masticaban frutos secos y se reían, confirmando su preferencia vital por el antifranquismo de 2023: para el de 1956 hacían falta más cojones de los que suman ellos, ellas y elles", oooole, ese Bustos. En cuanto a Tamames, "disparató en ocasiones, pero muchos de los problemas que denunció son reales". "Lo que el orador seguía sin entender es que nadie estaba interesado en escucharle, no digamos ya en arreglarlos. Hablaba para un graderío de jíbaros intelectuales agrupados en tribus compactas que canjearon hace una década el argumento por el zasca, no para la asamblea de académicos en la que vive mentalmente Tamames. Aquello sonaba como si metiéramos a un violonchelista en una rave tecno". A Tamames se le entendía todo. A los demás ya ni les escuchamos.
Federico Jiménez Losantos está contento. "En la cara se le vio a Sánchez que estaba perdiendo la moción". Tenía un cabreo descomunal. Esa mandíbula, Sánchez esa mandíbula delatora. "Los primeros tres cuartos de hora de Abascal fueron una purrusalda de Podemos y las JONS: todos los periódicos tenían escritos los editoriales; los columnistas, sus piezas; las portadas, hechas; y las tertulias, amaestradas. Si el lector aún lo es, verá que, si Abascal no miente, me ha llegado el Oro de Vox. Y si miente, que perdió media hora en plan Laporta: complejos, victimismo y paranoia".
"Sánchez cometió entonces un error crucial: en vez de darse cuenta de que Abascal podía resucitar, soltó un plomo propio de moción de confianza. Y en la réplica, de memoria, apareció el mejor Abascal, machacando todos y cada uno de los ataques de Sánchez, en buen tono, pero duro e inapelable. Y al contestar, Sánchez perdió los papeles por llevar demasiados". Dicen que es buen parlamentario. Pero si solo lee.
"Y entonces sucedió el milagro. Tamames leyó muy bien un texto en las antípodas de sus infinitas entrevistas en plan Abuelo Cebolleta Rojo. Dejó el filtrado discurso en la mitad, redujo el autobombo y en cinco minutos destrozó a Sánchez". "En ese instante, crujió la mandíbula de Sánchez, pero era tarde. Si yo fuera Feijóo, hoy votaba a favor de la moción y lo dejaba para el arrastre". ¿Para el arrastre? Los números no dan, la moción no se puede ganar, y, cuando acabe, Sánchez seguirá en Moncloa. Y además, no puede hablar porque no es diputado.
El País
"La moción cohesiona al Gobierno frente al bloque de la derecha". "Tamames se olvida de pedir elecciones en su moción de censura y reclama un pacto de los "partidos constitucionales". "A Ramón Tamames su moción de censura se le hizo cuesta arriba". A Tamames y a todos los que nos vimos obligados a escuchar a Sánchez y a Yolanda Díaz. "Intentó interrumpir al presidente censurado mientras respondía a sus críticas porque, se quejó, estaba leyendo 20 folios. La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, lo mandó callar y aguantar". El presidente no estaba respondiendo a nada, estaba soltando un rollo inaguantable para todo el mundo, no solo para Tamames.
Como no podía ser de otra manera, el editorial da por ganador al Gobierno. "La instrumentalización política de una medida constitucional por parte de Vox contribuyó a devaluar a un Parlamento obligado a dedicar su tiempo a una moción sin ninguna posibilidad de prosperar Qué morro tienes, Pepa. Sánchez fue el que abusó del tiempo. A Pepa se le hace el culo pepsi cola con su Yoli. ". La arrolladora intervención de Yolanda Díaz reunió la convicción emotiva y el empaque técnico en un discurso que a ratos también tuvo tono presidencial". Sólo fue una regañina a Tamames por dejar de ser un estalinista como ella.
"Con ese reparto de papeles, el Gobierno logró desactivar los riesgos de la moción y convertirla en algo parecido a un discurso a cuatro manos —las de Pedro Sánchez y las de Yolanda Díaz— sobre el estado de la nación. Tras semanas de convulsa convivencia en la coalición, la defensa que ambos hicieron de todos los ministros y de su acción de gobierno debió de actuar como providencial argamasa para sus electorados". Eso ya lo veremos, Pepa, no cantes victoria, esta moción no va a cambiar el voto de nadie.
"El candidato a la presidencia, el economista Ramón Tamames, evidenció su larga y accidentada biografía política con continuas referencias a un pasado muy remoto para la inmensa mayoría de la población y abonándose al revisionismo ultra de la Guerra Civil". Dijo verdades como catedrales, que en una guerra siempre hay dos bandos, se pongan como se pongan los ultras que nos gobiernan. En cuanto al pasado remoto, en fin, Pepa, que Sánchez mencionó a Blas Piñar. "Fue la exhibición de alguien que solo se representaba a sí mismo". Bueno, Pepa, eso lo dirás tu. Que a ti no representa ya lo sabemos todos.
"La extensión de las intervenciones de Sánchez —una hora y 40 minutos— y de Yolanda Díaz —algo más de una hora— estaba destinada a dibujar el discurso electoral del Gobierno frente a las políticas del PP y su eventual regreso a La Moncloa en coalición con Vox". Déjate de rollos, Pepa, era para fastidiar a Tamames y a todos los que, por nuestra profesión, estábamos obligados a escucharlos.
"El tono grave y a ratos irónico de Sánchez y la firme solvencia de Yolanda Díaz revirtieron la finalidad explícita de la sesión —derrocar al Gobierno— para convertirla en una palanca de lanzamiento de su doble candidatura hacia las elecciones generales". ¿Ya ha acabado Yoli su periodo de escucha? ¿Ya ha rellenado ese espacio vacío al que llama Sumar? Porque Podemos dice que no, y si Iglesias dice que no, no hay tu tía.
ABC
"Sánchez aprovecha el regalo de Vox". Para dar un mitin, sí. "Plantear una moción de censura de imposible éxito es algo que sólo podía beneficiar a Pedro Sánchez. Esta herramienta parlamentaria no está concebida ni para propiciar debates ni como recurso de oposición. Más allá del poco respeto que demuestra por las instituciones esta convocatoria, ayer quedó confirmado que la estrategia acabaría por ser contraproducente", dice el editorial, que también afea a Abascal sus ataques a la prensa al mejor estilo Pablo Iglesias.
"La moción de censura sirvió para que el presidente Sánchez pudiera tomar la palabra durante 173 minutos para rentabilizar su respuesta a un inexistente proyecto de gobierno alternativo". ¿Rentabilizar? Estoy por bajar al supermercado y preguntar qué dijo ayer el presidente, a ver cuánta gente se acuerda. Fijo que se acuerdan más del Tito Berni y de la cagada de Mónica García.
"Ayer, en lugar de concentrar la atención mediática en algunos de los escándalos que asedian al Ejecutivo, asistimos a una serie de intervenciones de afán electoralista por parte de la izquierda exclusivamente auspiciadas por la ocasión que brinda esta moción fallida". Asistimos unos pocos. Las terrazas estaban llenas.
"No existieron sorpresas, pues, y el balance final de la jornada sólo puede interpretarse como positivo para el Gobierno y naturalmente infecundo para quienes promovieron la moción". Veremos en las elecciones.
Teodoro León Gross habla del tostón de Yolanda. "Incluso entre una clase política sin demasiado sentido del ridículo, que Yolanda Díaz saliera a dar lecciones a Ramón Tamames del espíritu del constituyente marca un hito descacharrante. "Sobre todo con ese tono petulante como de Petete de Cosas Chulísimas, con timbre de 'kindergarden'. Y también le explicó el salario mínimo o la negociación colectiva. Tamames se desentendió de esa cháchara farragosa y le agradeció «mucho» las lecciones recibidas. Se oyeron risas más allá de la bancada de Vox. Yolanda Díaz se encogía en el banco azul, consciente de que su salida por la puerta grande se estaba quedando en lo de Cagancho en Almagro". Sí, hay que admitir que el único que hizo soportable la sesión fue Tamames con su sentido del humor.
"Cierta brevedad quizás hubiera deparado otro resultado, pero fue bastante tostón". Obviamente, quería imitar a Sánchez. Patética. "Qué ironía ver prodigarse a ambos en reproches a Feijoo por no vetar a Vox, desde la autoridad democrática chusca de una mayoría sostenida en Esquerra y Bildu, los dos partidos que más han desafiado el orden constitucional". Viven en su mundo y se creen que la gente ha tragado ya esos pactos negados. Se cree Sánchez que su estafa electoral no le va a pasar factura.
Ignacio Camacho vio a Tamames harto, "asombrado, cabreado y confundido". "Aburrido, cansado, visiblemente contrariado o decepcionado, quizás arrepentido, parecía un pez fuera del agua, una reliquia de otra etapa –sin duda mejor– utilizada como reclamo de una maniobra estéril e innecesaria. La pregunta que quedó flotando al cabo es para qué servirá mañana el fracaso anunciado de su colaboración en esta torpe mojiganga. Y la respuesta es fácil: para nada". La semana que viene ya nadie hablará de ello y el hombre ha soportado una paliza de palabrería vacía.
Girauta opina lo contrario. Pueden organizar una tertulia. "Tal como aquí avanzamos, la moción de censura ha sido un feliz y oportuno acontecimiento político que todo demócrata debería celebrar". Para gustos se hicieron los colores. "La erección de la autocracia se encuentra, por cierto, en estado avanzado. De hecho, ni la Nación ni el sistema soportarían otra legislatura con esa banda en el poder". Eso está claro, Girauta, ¿por qué no lo evitasteis? "Me he perdido el esperpento que anunciaban, el circo y el bochorno que agitaban. ¿Dónde está lo chusco? ¿Dónde la ofensa al templo de la representación? En realidad, esta moción es lo más respetuoso con el Parlamento y con el parlamentarismo que se ha visto en muchos años". "Sí, el tiempo ha hecho lo suyo y Tamames es quien quedaba. Bien por aceptar el desafío, por cumplir y seguir siendo indomable, por su sordera selectiva y por su discurso, tan bien armado que ni la filtración lo ha gastado". Y eso que aún no ha escuchado su discurso final, lleno de ironías y repartiendo caña.
José F. Peláez desvela la estrategia cruel de Sánchez. "Sánchez tenía un plan para la moción de censura y consistía en que el combate durara mucho tiempo, conocedor de que su rival, al fin y al cabo, no aguantaría ni física ni mentalmente y, antes o después, se vendría abajo. Había que cansar a Tamames, llevarle al límite, no dejarle ni orinar, desquiciarle con los tiempos, abrumarle con datos y con un tedio abrasivo y despiadado". "Y créanme: al menos esa parte la bordó. La sesión de la mañana fue devastadora, pero no solo para Tamames sino para el resto de humanos que estábamos allí, supongo que expiando nuestros pecados". Pero vamos, que dan ganas de ponerse enfermo la próxima vez que Sánchez comparezca en el Congreso para no tener que aguantarle. Sánchez es "un político sin clemencia y con la mandíbula diseñada para no soltar el bocado, como uno de esos perros de presa". "Cuando más pequeño se hacía Tamames, con más saña se empeñaba Sánchez, sin saber que no hay nada que aleje más a un líder del pueblo que el ensañamiento con el débil". Lo sabe, pero no puede evitarlo, "es un 'killer' tan 'killer' que al final acabará hasta consigo mismo". O nosotros acabaremos con él.
"Así que victoria a los puntos de Sánchez, que, en una maniobra perfectamente orquestada, deja a Yolanda Díaz un rival sonado para lo rematara con un K.O. técnico de otra horita". "Lo único que Vox ha conseguido finalmente es levantar a un toro que estaba muerto". ¿Por cuánto tiempo? La gente no es tonta, y nadie soporta ya a Pedro Sánchez. Y a Yolanda la conocen los oyentes de la SER, que nunca votarían al PP.
La Razón
"Fracasa la estéril pinza de PSOE y Voz contra Feijóo". "El discurso del candidato, el economista Ramón Tamames, resultó poco actual, impreciso y viejuno, por lo que sólo sirvió para dar la estocada y llevar al naufragio a esa pinza de Sánchez y Abascal", opina Carmen Morodo.
"Sánchez aprovechó la ocasión que se le brindaba para reivindicarse y hacer brillar también a la otra «camiseta» con la que se presentará el PSOE a las elecciones generales, la de la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Alfombra roja para que Díaz se sirviera de la moción de censura de Abascal para vestir de largo su proyecto político de la mano de Sánchez, y con Moncloa dedicada a subrayar la situación de fuera de juego en la que queda Pablo Iglesias". El mundo en vilo ante la reacción de Iglesias.
Vicente Vallés certifica. "Yolanda Díaz ha terminado su escucha". Ya era hora, le dolerán los oídos. "La noticia, el golpe de efecto, fue, sin embargo, ese fogonazo blanco cuando apareció Yolanda Díaz en su rompimiento de gloria. El primer mitin de Sumar no olvidó a casi ningún ministro (y ministra) pues ellos (y ellas) han conseguido en esta legislatura asaltar los cielos e ir de la mano de la gente, viva la gente", dice Pedro Narváez. "Yolanda Díaz se dirigió a Tamames como al abuelo que se ha descarrilado para decirle cómo funciona un mando a distancia o cómo se envía un correo electrónico o como a la pareja equivocada de «First Dates»". Y el abuelo la despachó con un "muchas gracias por sus lecciones".
Para Marhuenda, "la moción de censura ha permitido constatar que Abascal es un aliado impagable de Sánchez". Ya lo ha dicho en varias ocasiones, el director de La Razón. "Una vez confirmado que los dos principales protagonistas de la moción han satisfecho sus egos dudo de que Abascal consiga su objetivo de crecer a costa de Feijóo. En el caso de los socialistas, ha sido un eficaz instrumento, dudo de si Abascal lo ha hecho consciente o inconscientemente, al servicio de la campaña de reelección del inquilino de La Moncloa". No parece que esta moción vaya a mover mucho voto.
"Tamames hizo un buen discurso muy coherente con su trayectoria académica y personal. Un nivel elevado dentro de la mediocridad exasperante de muchos de los que le dieron la réplica. Era la imagen entrañable de un intelectual clamando en el desierto". Es la misma conclusión a la que ha llegado Tamames en su discurso final. Que no tenemos remedio.