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La prensa de un vistazo

Sánchez "ha provocado una carnicería a su izquierda: "el 23-J va a ser una película gore"

Morir matando. Ya lo dijimos muchas veces, pero a este paso va a ser literal. Sobre todo a su izquierda.

Morir matando. Ya lo dijimos muchas veces, pero a este paso va a ser literal. Sobre todo a su izquierda.
Foto de archivo de Pablo Iglesias y Yolanda Díaz cuando compartían bancada de Gobierno en el Congreso de los Diputados | Europa Press


El Mundo

"El PP reforzará la Inspección Educativa y elevará las sanciones para garantizar el 25% de español en Cataluña". O eso dice. Y lo de la Yoli, fatal. "Yolanda Díaz no espera a Podemos y lanza su campaña entre ataques desesperados de Iglesias". La cosa es que Pablo Iglesias quiere meter a su mujer y a la amiguita de su mujer sí o sí en las listas y en unos puestos buenecitos.

"La negociación ha perdido la discreción y la prudencia para convertirse en un campo de batalla en el que pelearse acerca de si Irene Montero y otros dirigentes de Podemos, como Ione Belarra o Pablo Echenique, tienen que ir en las listas electorales y si ellos suman o si, en cambio, son ‘tóxicos’ y restan". Hombre, tóxicos son, qué duda cabe. Pero además, a ver qué van a hacer fuera de la política.

"El ariete más vehemente al respecto está siendo Pablo Iglesias", el macho alfa, el jefazo, que ha salido a defender a su chica, la amiguita de su chica y el mayordomo de Galapagar como solo él sabe hacer las cosas. A machetazos. "En su faceta de portavoz mediático de Podemos puso patas arriba la noche del lunes las negociaciones, cuando en una intervención en la Ser acusó a Más Madrid, comunes y Compromís de vetar a Podemos. Esta acusación de Iglesias fue desmentida ayer por los tres partidos señalados", pero con la boca chica. ¿Quién quiere llevar en sus listas a dos histéricas y su mayordomo? Que las aguante Pablo Iglesias, que para eso son sus chicas.

Federico Jiménez Losantos está que trina con los alemanes esos que vivieron a supervisar Doñana. "Es evidente el tufo racista de la visita a Doñana de un grupo de parlamentarios alemanes, encabezados por un sandía (verdes por fuera, rojos y anticapitalistas por dentro) y que sin la menor idea de la tecnología punta del sector agrario español, el más avanzado de Europa con Italia e Israel, pretende supervisar el regadío de las fresas porque, claro, esos seres inferiores del Mediterráneo, a saber cómo estarán hundiendo el planeta". El supremacismo de la raza aria.


"Pero ¿qué se han creído estos tíos que somos? ¿Un país de la UE o una colonia de analfabetos que no sabe regar unos cultivos de altísima calidad con la menor cantidad de agua?".

"Detrás del viaje de estos quinquiocupas, que sólo representan a Alemania, no a la UE, aunque actúen como si la UE fuera suya, están los intereses de un grupo sindical socialista asociado al cultivo de la fresa alemana, cuya temporada coincide con la española pero que es mucho más cara y peor. El daño ya está hecho: las grandes superficies alemanas han dejado de comprar nuestra fresa".

"Si aquí hubiera dignidad, un grupo de parlamentarios españoles viajaría a Alemania a inspeccionar la minería de carbón y pediría el cierre de un sector rescatado para compensar la dependencia energética de Rusia, obra de Alemania. Siempre Über alles". Y mientras, dejar de comprar en grandes superficies alemanas como Lidl o Aldi para devolverles la pelota. A Mercadona. Y nada de productos alemanes.

Leyre Iglesias dice que "a veces la política española suena como si quisieran lanzarnos a las barricadas". ¿A veces? Llevamos así desde que apareció Podemos. Vinieron a ensuciarlo todo. Menos mal que los hemos echado de Madrid.

Se centra Leyre en lo de "pucherazo". "Es un error. Utilizar una palabra gruesa —en este caso, además, irresponsable— para señalar un problema real degrada el debate y es contraproducente. Lo que se consigue es que no hablemos del problema real sino de la exageración. Porque sí: hay un problema. Asistimos a unas elecciones en pleno julio, con media España ardiendo y de vacaciones y con ancianos cruzando el país camino a la urna porque no estarán en casa para recibir el voto por correo o porque no se fían del voto por correo, que se prevé extraordinariamente numeroso. No es un pucherazo, pero tampoco una cita normal". Es lo que ha querido Sánchez.

Un señor que sabe mucho, "el reputado sociólogo Emilio Lamo de Espinosa, socialista crítico", dijo el otro día que la basura política no la trajo Pablo Iglesias, que es de antes. "Es la izquierda, desde los pactos del Tinell, la que establece cordones sanitarios y se niega a pactar con la derecha". Lo más preocupante es que acaben teniendo éxito y arrastrando a la sociedad española a posiciones de odio. (...) Y, en alguna medida, ya lo están consiguiendo. No deberíamos dejarnos arrastrar". Algunos no somos de poner la otra mejilla.

El País

"El acuerdo en Sumar se enreda a tres días del fin del plazo". "Podemos carga contra Más Madrid, Compromís y Catalunya en Comú por el peso del partido en las listas". Pablo Iglesias quiere que su señora vaya de número 2 y punto pelota. Estos son los que venían a regenerar, los que renegaban de la casta y los carguitos. Menudo espectáculo están dando.
"Quedan tres días para el acuerdo —el plazo para registrar la coalición se cierra el viernes antes de medianoche— y la tensión se dispara, aunque entre las formaciones todavía confían en que haya un acuerdo y los diálogos, aseguran varias, avanzan". Pues ya sabemos, todo depende de Irene Montero.

Ignacio Peyro contradice a Sánchez. "Guste o no, en España no hay ola reaccionaria: hay una derecha firmemente asentada y una izquierda que debe hacer examen". De cara a las elecciones conviene, no en vano, reconocernos en algunas verdades. Feijóo y Sémper no son Trump y Bolsonaro, sino la derecha moderada y europea con la que decía soñar la izquierda". Qué cabrero se va a pillar Sánchez. Esto es una enmienda a la totalidad de su discurso.

"Sánchez es un líder cuya energía debieran emular otros: además, ha sacado adelante presupuestos con notable habilidad política y desde fuera se le estima porque no hay cachiporras en Cataluña. Vox, que tanto abominaba del Estado de las autonomías, se ha acomodado en gobiernos autonómicos sin que los niños desfilen cantando el Cara al Sol".

"El de Feijóo es el mismo PP que echó a andar con Rajoy, quizá más decididamente centrista y menos tecnocrático", dice el autor. España, en su opinión, necesita reformas que no se podrán llevar a cabo. "Salvo que se rompa la frontera de lo innombrable en la política española, PP y PSOE se reconozcan y vayan convirtiendo en pasado el no es no". Eso no pasará con Sánchez.

No hay más que leer a José Luis Sastre para entender que lo que plantea Ignacio Peyro es imposible. La izquierda en España ve al PP como un enemigo, no como un adversario. "Todo pasa muy rápido en España, motivo por el que Pedro Sánchez decidió adelantar las elecciones, porque la única manera de escapar de la derrota de mayo estaba en atropellar los acontecimientos y convocar las generales en julio. Sin espacio para la digestión". O sea, Sánchez no ha reconocido la derrota, algo básico en una democracia.

"Sánchez quiere debates a dos porque la elección será entre él y Feijóo". "El PP lo plantea en los mismos términos aunque en un grado mayor, más grave: o Sánchez o España, lo que deja fuera de España a quienes voten a Sánchez". No, Sastre, eso es lo que ha hecho Sánchez con todos los españoles que no son filoetarras, separatistas o de ultraizquierda. Les ha escupido, insultado y dejado fuera de España. Por eso le pasa lo que le pasa, y que os neguéis a reconocerlo en su periódico de cabecera no le ayuda.

"Piden el voto no tanto a su favor sino en contra del adversario: lo anti siempre ha vendido mejor que el por. El PP, además, lo acompaña de una inquietante deslegitimación del rival y de las dudas en el proceso por el que se escrutarán los votos, lo que supone una línea roja de la que es difícil regresar". El primero que deslegitimó al rival fue Pedro Sánchez, que llamó a los españoles que no le votaron "ola reaccionaria", no felicitó a Feijóo y no reconoció el resultado de las urnas. En cuando a los pucherazos, eso viene porque dias antes de votar, la Guardia Civil detuvo a varios socialistas comprando votos. Y todavía estamos esperando que Sánchez pida disculpas por esos hechos tan vergonzosos.

ABC

"El fiscal general se enfrenta a una sanción grave si no se abstiene y coloca a Delgado en Memoria Democrática". "Francisco Vázquez: ‘El 23J es un pucherazo de calendario: es la peor fecha posible de los 365 días del año’". Y no dirán que Paco Vázquez es del PP.

Julián Quirós dice que "Sánchez ha provocado una carnicería a su izquierda, echando a pelear a podemitas y sumaristas; el genio de la Moncloa se ha cargado el bastón que necesita para sostenerse. Y aún así los agradaores siguen cantando sus gracias, su audacia, sus golpes de efecto". Sí, si alguien está sufriendo el último caprichito del déspota de Moncloa son los que le han sostenido estos años.

"Busca movilizar a los suyos contra la derecha, que viene el lobo, ocupando el espacio de sus antiguos socios, para que le voten a él aquellos que antes votaban a Pablo Iglesias, y mientras tanto el centroizquierda acentúa su abstencionismo, espantado con un líder del PSOE abrazado al nuevo comunismo". Una escabechina.


"Está quemando Roma, entre aplausos, y en vez de tocar la lira porta una motosierra. Si esto no cambia pronto, el 23-J va a parecer una película gore". Siempre dijimos que era un killer y moriría matando. Va a dejar la izquierda hecha un erial.

Teodoro León Gross cree que "esto sólo acaba de empezar. Los seis debates de Sánchez no son una excentricidad chiflada, sino un aviso de lo que ocurrirá en las próximas semanas. Va a ser la campaña de ‘sujétame el cubata’". "Sánchez sólo explora el eco en las redes, el golpe de efecto proyectando la tesis de que Feijoo no le aguanta dos asaltos". En los últimos debates Feijóo demostró que ya le había cogido la medida al chuloplaya. Lo único bueno de esta campaña es que va a ser corta. Intensa, pero corta.

La Razón

"El Gobierno no informa del acuerdo migratorio con Biden". A eso le llamo yo cambiar de tema.

Rebeca Argudo va a lo que vamos. "Pedro ‘El guapo’ Sánchez ha decidido, a estas alturas, que los debates son sanos y democráticos. Por eso no exige uno, sino seis. A primera sangre. Que elija arma y padrino, le espeta a un Feijóo estupefacto ante la ocurrencia. Al hombre que convirtió las comparecencias a través del plasma de Rajoy en ejercicios de libertad informativa, gracias a las preguntas filtradísimas y las ruedas de prensa sin periodistas, ahora le ha dado por ahí". Así es él, un tipo sin escrúpulos, sin palabra, un matón de barra de bar.

"El que ha concedido ocho entrevistas en radio y siete de ellas han sido a la SER y una a RNE. Aquel cuyas entrevistas en televisión con presentadores a favor de obra hubiesen merecido dos rombos en la esquina superior derecha". Y que ahora dice que los medios críticos le insultan. "Ese mismo, ahora, quiere debatir y apela a la transparencia. Con un par". No, si cuadrados los tiene, eso nadie lo duda.


"Que se desentierre el insulto y se reivindique el respeto por la democracia, dice. Después de abroncarnos a los ciudadanos por votar mal e identificar a esa mayoría que no le ha votado a él con un avance de la ultraderecha, con un retroceso en nuestras libertades. Malvados, ignorantes o estúpidos". Ese, ese mismo sinvergüenza. Te has quedado a gusto, Rebeca.

Tomás Gómez lo tiene muy claro. "El objetivo de Sánchez no es ganar las elecciones, sino mantener su control sobre el PSOE". Lo mismo piensa volver a ser el candidato dentro de cuatro años. Con esta alimaña cualquiera sabe.

En España

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