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Javier Somalo

Ayuso la brusca y la dulce Mónica

Pretende gobernar la Comunidad más importante de España una señora que no sabe ni los gastos que tiene en su casa.

Pretende gobernar la Comunidad más importante de España una señora que no sabe ni los gastos que tiene en su casa.
Mónica García durante el pleno de este jueves | Europa Press

Si uno volviera de pasar cinco años en el espacio exterior sabría que se acercan unas elecciones peligrosas para la izquierda viendo una portada de El País. Madrid es una palanca nacional que hay que desarticular cuanto antes y ya se nota en el ambiente.

Dice el diario de Pepa Bueno que "la presidenta madrileña exhibe un tono brusco en el Parlamento madrileño, en especial contra Más Madrid y UP". Portadón. Y añade el redactor Manuel Viejo que "en la Asamblea de Madrid nunca faltan ETA, Venezuela, Bildu o Esquerra Republicana de Catalunya". A ver si es porque tienen algo que ver con los socios del Gobierno de la Nación, la española, no la de Anselmo Carretero, que es como una matrioska nacionalista y que ahora vuelve a la moda de la mano de Ramón Tamames.

El catálogo de brusquedades viene precedido por un mensaje privado de Ayuso en un grupo de whatsapp con sus parlamentarios de la Asamblea. No hay alusión a frustraciones sexuales con azotes como en otros casos de políticos interceptados que no han escandalizado a El País. Abre el fuego la frase: "Hoy la izquierda está acabada… Matadlos". Y ahí se queda la cosa, suponiéndola en el terreno político y en la muerte parlamentaria con discursos como munición. "Asesina", la han llamado en serio las universitarras organizadas de Belarra, pijas de guillotina.

El resto de la recopilación de "intervenciones en tono bronco" no merecerían pieza periodística si no fuera por la cercanía electoral que ya ha avanzado Félix Tezanos con su cistitis crónica pro-socialista. Además, al explicar el autor las frases de Ayuso y ponerlas en su justo contexto hasta cobran nuevo sentido y merecen aparecer en una especie de manual de campaña contra la propia Mónica García o el socialista Juan Lobato. Una crónica del fracaso parlamentario.

El recordatorio incluye la "boca mustia" de Mónica García, descendente como la curva de los contagios por coronavirus. También están los "ingenieros agrónomos de la Cañada Real" que dejan sin luz la zona por los cultivos intensivos interiores de marihuana y no por cortes por impago. Esta última se la dedicó a Isa Serra, "que reventaba cajeros y ve a Otegui como un hombre de paz". O el "desahóguese y dispare" que escandaliza más que el origen de la frase: Mónica García simulando disparar con la mano, y con una gesticulación digna de un diagnóstico más profundo, a Javier Fernández Lasquetty.

Y así hasta completar "los siete grandes exabruptos de Ayuso contra la oposición". Piel fina preelectoral y fracaso parlamentario de la izquierda que quiere gobernar haciéndose pasar por sencilla, humilde y obrera.

No es lo mismo la izquierda que la derecha

Y en esto llegó el debate semanal que no dio tiempo a ser recolectado para la Antología de Brusquedades de El País. Mónica García, indignada, se lanzó a las redes sociales en busca de un comunicado histórico. Enrique Ossorio tenía los minutos contados por "indecente":

Tras conocer que el número 2 de Ayuso estuvo cobrando el bono social para personas vulnerables solicitamos su dimisión o su cese inmediato. No es tolerable tanta falta de ética pública.

(…)

Indecente. El número 2 de Ayuso está tardando en dar explicaciones, pedir disculpas y devolver el dinero.

La polémica se suscitó porque Enrique Ossorio se había beneficiado del llamado "bono térmico", ideado para que nadie sufra una falta de calefacción durante el invierno. Una de las condiciones generales para optar al bono es la de ser familia numerosa. Y la de Enrique Ossorio lo es. Para ganar tiempo y no perder detalles remito aquí a la excelente explicación de Daniel Rodríguez Herrera sobre la oportunidad o no de cobrarlo y sobre la verdad inmutable de la izquierda que rara vez se discute con éxito desde la derecha política.

El caso es que la indecencia se derrumbó con estruendo en torno a la indignada, dejándola muda y pasmada entre sus propios escombros. Resulta que el MaMeMa, marido de MédicayMadre, también lo cobró y tampoco es que tuviera problemas para llegar a fin de mes. Se llama Enrique Montañés García, es ejecutivo de éxito y marido de la candidata comunista a presidir la Comunidad de Madrid. Unas veces salen los hermanos y otras los maridos, es lo que tiene jugar más allá de la arena política. El caso es que el hombre solicitó la ayuda en tiempo y forma porque los que tienen dinero saben ahorrar para tener más, cosa que está muy bien si se hace en la izquierda pero que duele en el alma si lo hace la pútrida y avarienta derecha.

La candidata de Más Madrid debió de retirarse a reflexionar a la amplia terraza de 27 metros cuadrados de su ático de otros 210 metros cuadrados (sin contar la citada terraza) con vistas al maravilloso parque de El Retiro. Dicen que no es donde vive habitualmente, que lo hace en otro piso más recogido, también a orillas del gran pulmón madrileño que Lilith, la parisina Verstrynge, todavía no conoce porque en Madrid "es muy difícil encontrar árboles". Hay más moradas: en Cercedilla le espera, según parece, un refugio alejado de las tensiones del centro de Madrid. Por lo visto son herencias, en fin, nada malo y seguramente bonificadas al 99 por ciento en el impuesto de Sucesiones gracias al sanguinario PP. Una vez le preguntó un periodista por las contradicciones esas que la izquierda cabalga a galope. Y Mónica García, la candidata, contestó:

"Si quiere usted, me dice dónde tengo que vivir y qué estatus social tengo que tener. Pero, más allá de esto, creo que la política sirve para mejorar la vida de los ciudadanos. Yo defiendo el derecho a que se viva bien, tanto en Retiro, en Villaverde o Vallecas"

Pero volviendo al "bono térmico" que su marido tramitó, como hizo el "indecente" Ossorio, sólo quedaba una salida: "Reconozco el error, voy a buscar cómo devolverlo", dijo en la cadena SER. Pero claro, a esas alturas la "ética pública", rama de la hipocresía progre, había quedado en entredicho. Aún cabía la infalible técnica Infanta: "La primera sorprendida soy yo", se excusó mientras empujaba un gigantesco carrito de helados, ruidoso y de vivos colores. Y de necesidad virtud, o de perdidos al río: Mónica, la heroína sin capa, se vuelca en la justicia del bono térmico:

"Llevo todo el día indagando y me he enterado de que esto lo cobramos 130.000 hogares en la Comunidad de Madrid. No podemos cobrarlo el señor Ossorio y yo".

¡Todo el día indagando! Porque le ha tocado a ella, claro. Pues sí que trabaja esta oposición. Y tras el intenso estudio de campo, la candidata llegó a la conclusión de que "no es lo mismo" que lo cobre Ossorio con conocimiento de causa, a que lo haga ella, que no lo sabía… porque es su marido el que "gestiona las cuentas". Último y desesperado intento antes de que la indecencia pasara de ella —aceptando el desconocimiento como eximente— a su marido: el bono se cobra "de forma automática", sin hacer nada, por el hecho de ser familia numerosa. Viene como llovido…

Pues tampoco. Se cobra de manera automática si se ha solicitado previamente el llamado "Bono Social Eléctrico", que está orientado a los mismos destinatarios: vulnerables, extremadamente vulnerables y familias numerosas, como las de Ossorio y Gutiérrez. Así que, la primera vez hay que hacer el trámite: fotocopia del DNI, del carné de familia numerosa, certificado de empadronamiento y facturas de la luz a nombre del beneficiario. Pero "no es lo mismo". Es la frase que encierra y resuelve todos los enigmas de la izquierda. El muro.

Resumen benévolo: pretende gobernar la Comunidad más importante de España una señora que no sabe ni los gastos que tiene en su casa, que reconoce que no gestiona sus propias cuentas porque lo hace su marido, que indaga en medidas políticas sólo si le afectan a ella y que desconoce todo trámite administrativo salvo el de incordiar con dinero de todos.

Pero "en España no se habla de esto", como el sexo según Irene Montero, que ha descubierto de pronto la liberación y vive su ridícula primavera. No, de las "contradicciones" de la izquierda no se habla porque ya dijo Pablo Iglesias que se cabalgan y punto. Es la forma de cobrar de Irán y marchar por el 8M sin hacer una mueca. Quieren gobernar Madrid.

Una última pincelada que nos recuerda la inminencia electoral. El País quiso que coincidieran en portada la antología de brusquedades de Ayuso y una entrevistilla al ya exdiputado Teodoro García Egea: "No me arrepiento de nada. De lo único que podría haberme arrepentido es de no ser fiel a mis principios, y eso no ha ocurrido". Y si no, tendría otros. Cuánto se parecen algunos cuando se miden ante al enemigo que les supera

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