El papado de Francisco ha dejado a la Iglesia hecha unos zorros en todo aquello que de verdad importa en relación con su destino sagrado. Pero los ateos y los anticristianos están muy orgullosos del Papa argentino y desean que su sucesor vaya en la misma línea que Bergoglio, para despojar a la Iglesia de la tradición espiritual que se inició con Pedro y convertirla, definitivamente, en una ONG izquierdista. En la mayoría de parroquias apenas se notaría la diferencia.
Hoy mismo comienza el Cónclave y los 135 cardenales ya están reunidos en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo Papa a despecho del Espíritu Santo, que la última vez estuvo desaparecido. No hay que tener demasiadas esperanzas de que elijan a un Papa católico puesto que casi todos los electores fueron creados por Francisco, es de suponer que en plena comunión política con el argentino. Hay algún verso suelto de trayectoria encomiable en defensa de las verdades eternas de la Iglesia, el magisterio de los Santos Padres y el depósito de la fe, pero no parece que tenga muchas posibilidades de llegar al trono de Pedro tal y como está el panorama en el Vaticano. Lo más probable es que, como espera la inmensa mayoría de los obispos (los españoles, todos), tengamos un papa continuista dispuesto a llevar el legado de Francisco hasta sus últimas consecuencias.
Uno de los que más suenan para esta misión es el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, un personaje famoso por aparecer en vídeos replicados masivamente en las redes donde se le ve bailando y cantando Imagine, de John Lennon. ¿Se puede ser más idiota? Sí, pero es complicado, porque ver a un Príncipe de la Iglesia moviendo el esqueleto mientras niega la existencia del cielo y pide acabar con las religiones es una cosa asombrosa y un ejemplo de estupidez profunda muy difícil de igualar.
Pero es que en el Vaticano creen que hace falta un Papa que haga videos en Tik Tok. No es broma; son los planes de los responsables de comunicación de la curia vaticana, según han explicado ellos mismos públicamente. Así pues, todo parece preparado para que aparezca un nuevo Papa que siga acercando la Iglesia al mundo al precio de quedarse sin fieles, que seguramente es el objetivo último.
Al final va a tener razón Ratzinger cuando, en tono profético, aventuraba ya en 1968 que "tendremos sacerdotes reducidos al papel de trabajadores sociales y el mensaje de fe reducido a una visión política. Todo parecerá perdido, pero en la fase más dramática de la crisis, la Iglesia renacerá. Será más pequeña, casi catacumba, pero más santa". Con que prohíban las guitarras y los aplausos en las misas, y vuelvan al rezo en latín y el canto gegoriano ya voy bien. A ver qué dice de todo esto el Espíritu Santo.