El PP, al fin, no pasará por alto las gravísimas injurias y calumnias que Pedro Almodóvar profirió este martes contra el Gobierno en funciones y el primer partido español en afiliados. Durante un encuentro con periodistas, convocados en principio para la presentación de la nueva película del manchego, La buena educación, Almodóvar dio pábulo a un rumor, según el cual el Gobierno habría intentado perpetrar un golpe de Estado durante la madrugada del domingo 14 de marzo, con la ayuda de las Fuerzas Armadas. La tentativa habría sido abortada por el Rey, según la misma insidia, propagada de manera indecente por Almodóvar ante periodistas de medios de comunicación internacionales. Hay que aplaudir el cambio de actitud de los populares. Si esta mañana, su director de campaña, Gabriel Elorriaga, descartaba en declaraciones a TVE que el partido fuera a llevar ante los tribunales la miserable calumnia de la que ha sido víctima y a sus propagadores, porque la prioridad es la "estabilidad del país", cinco horas más tarde se ha impuesto en la dirección del PP cierto sentido de la dignidad y, sobre todo, de respeto por los casi diez millones de españoles que les han renovado su respaldo en las elecciones de este domingo y que no merecen la campaña de mentiras, agresiones e insultos de la que están siendo objeto dirigentes, cargos públicos, afiliados y sedes. Los dirigentes populares deben comprender que la serenidad institucional no tiene nada que ver con poner la otra mejilla ante quienes sí han perpetrado, mediante la agitación, la manipulación y la calumnia, un auténtico golpe contra la Democracia. No es solo su mejilla, sino la de diez millones de españoles la que está expuesta.