Pocas cosas tan políticamente incomprensibles como la moción de censura que el secretario general del PSOE de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, ha presentado contra el presidente del Gobierno extremeño, José Antonio Monago, al finalizar el debate del Debate sobre el Estado de la Región que se ha celebrado este miércoles en el Parlamento autonómico.
Y ello por varias razones. En primer lugar, porque, a pesar de no tener el PP la mayoría absoluta y de gobernar gracias a la abstención de IU, el Ejecutivo de Monago ha sido capaz de poner coto a la crisis económica, la pérdida de empleo y los monumentales desequilibrios presupuestarios que sufría Extremadura en tiempos de los socialistas.
Si la innegable mejoría de la situación política y económica de Extremadura no justifica una moción de censura, menos aun lo hace el calendario electoral: a tan sólo un año de las próximas elecciones autonómicas, ¿qué sentido tiene que los socialistas quieran cambiar ahora el Gobierno sin pasar por las urnas?
Con todo, lo más sorprendente de todo es que la moción anunciada por Fernández Vara no cuenta con el apoyo de IU, ni siquiera con el de los dos diputados regionalistas del Prex-Crex que se presentaron en coalición con los socialistas en las últimas elecciones autonómicas. Así las cosas, aunque los tres diputados de IU cambiasen inesperadamente de opinión y decidieran sumarse a los 28 diputados socialistas, seguirían siendo menos que los 32 con los que el PP cuenta en el Parlamento regional.
Salvo que haya acuerdos que, a día de hoy, resulten inconfesables entre los partidos de la oposición o surjan inesperadamente algunos tránsfugas del PP, esta moción está abocada a un rotundo fracaso. Tratando de buscar algún sentido a esta huida hacia adelante, algunos podrían pensar que la iniciativa socialista sólo pretende demostrar, a escasos días de las elecciones europeas, que el único voto útil contra el PP es el que se deposita a favor del PSOE. Sin embargo, sólo quien haya renunciado a todo en la política regional puede prestarse a protagonizar este esperpéntico espectáculo en Extremadura con la más que dudosa pretensión de que eso pueda favorecer al PSOE en los comicios europeos.
Es cierto que, tras la histórica derrota de los socialistas en Extremadura en 2011, Fernández Vara valoró la posibilidad de volver a ocupar su puesto de médico forense o de ocupar un escaño como diputado nacional tras las elecciones generales de noviembre de aquel año. Tal vez lo haya vuelto a pensar en el momento de anunciar esta moción de censura que, con total seguridad, le puede llevar a ocupar cualquier sitio menos la presidencia de la región.