Los delirios conspiranoicos de Pedro Sánchez para no asumir responsabilidades en el derrumbe electoral que está viviendo el socialismo se vieron ayer reforzados con unas declaraciones de José Luis Rodríguez Zapatero, que también detecta la acción de ciertos poderes invisibles en el descrédito que sufre el actual Gobierno socialpodemita. La situación es bien grotesca, pero nada puede haber más apropiado para Sánchez que recibir el apoyo entusiasta del otro líder socialista que compite con él en capacidad para destrozar a la sociedad española durante su mandato.
ZP dejó a España sumida en una recesión brutal, con el déficit público disparado, el PIB cayendo a plomo, el paro batiendo records y unas cuentas públicas al borde de la intervención por parte de la Unión Europea. Mientras tanto, dictaba leyes sectarias para recuperar viejos rencores históricos, alimentaba desde La Moncloa la operación golpista del separatismo catalán y rendía el Estado a los pies de la banda terrorista ETA hasta incorporarla de pleno derecho a las instituciones. Tras propiciar la victoria abrumadora del PP en las elecciones siguientes a su marcha de La Moncloa, Zapatero ejerce ahora de lacayo de los dictadores chavistas más nocivos de Hispanoamérica, que utilizan también el argumento de la conjura de los poderosos para ocultar la tragedia a la que han llevado a la población de sus países, arruinados económica y socialmente a causa de su sectarismo e incompetencia.
Pero no solo Zapatero se ha subido con entusiasmo al carro suicida de la conspiración contra el sanchismo. También en el PSOE han decidido unir su suerte a la de su actual secretario general, abonándose a un discurso delirante que solo sirve para radicalizar a su electorado más cerril. El portavoz socialista, Felipe Sicilia, reclamaba ayer también su cuota ridícula en este sainete conspiranoico al aludir al término del Comité Federal de su partido a la existencia de "hombres con puro" que conspiran en "cenáculos" de la "villa y corte" y extienden su poder por las "terminales mediáticas". Pocas veces se ha visto al portavoz de un partido protagonizar un espectáculo tan bochornoso, claro ejemplo de la degradación a la que Sánchez está llevando al PSOE sin que ninguna voz autorizada se atreva a poner freno a este derrumbamiento descontrolado.
Lo que más debería preocupar a los líderes socialistas que se juegan en menos de un año los gobiernos municipales y autonómicos es que el responsable de la mayor tragedia económica y moral sufrida por España en los tiempos recientes aplauda a Sánchez por una gestión que, como era de esperar, considera "sobresaliente". No en vano, Sánchez lleva camino de dejar a España incluso peor que su antecesor, cuando sumió al PSOE en una debacle electoral que quedará como una broma al lado de lo que puede hacer Sánchez con su partido en las próximas elecciones.