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La huelga antifeminista

Sipora (nombre supuesto) es una iraní de 60 años, ya abuela, de ascendencia judía. Su hija de se vio obligada a huir a Holanda en 2010, tras participar en la realización de un documental sobre la lucha por la democracia en Irán.

La propia Sipora también se marchó a Holanda dos años después. Fue juzgada in absentia por el régimen iraní y condenada a muerte, acusada de violar las normas de la Revolución Islámica y de conspirar contra el régimen. ¿Y por qué la acusaban de esos cargos? Pues dirigir una organización clandestina que buscaba casas para refugiar a las mujeres que huían de maridos maltratadores de los que no podían divorciarse.

Desde entonces, y ya va para cinco años, Sipora ha estado solicitando asilo político a las autoridades holandesas. Pero estas, tras el endurecimiento de las condiciones para la inmigración desde países musulmanes en 2012, han denegado sistemáticamente la solicitud. De modo que Sipora, como informa el periódico The Times of Israel, se encuentra en una especie de limbo legal: ni la concenden asilo, ni la deportan. Y ella misma no puede huir al único país donde no tendría problemas de asilo, Israel, por miedo a que las autoridades iraníes lo interpreten como colaboración con el enemigo y tomen represalias contra el resto de su familia que aun permanece en Irán. Aunque Sipora tampoco quiere huir de Holanda: allí viven su hija y ahora su nieto. Su hija tuvo más suerte que ella: llegó a Holanda dos años antes que ella, cuando aun no se habían endurecido las normas de inmigración, y obtuvo casi inmediatamente la nacionalidad holandesa.

A pesar de todo, Sipora dice que volvería a hacer lo que hizo: "Por muchos que sean mis problemas", cuenta ella al periodista, "tengo aquí una familia que se preocupa por mi. Pero aquellas mujeres maltratadas [a las que yo ayudaba] no tienen a nadie, ni tampoco ningún derecho ante la ley. Solo tienen enemigos dándoles caza".

Como saben Vds., Irán vive desde hace muchas semanas un movimiento de mujeres contra el uso obligatorio del hijab. Muchas mujeres han sido arrestadas por el régimen iraní por quitarse el velo en público y colgar vídeos de esas acciones en las redes sociales. En Irán, el velo islámico fue oficialmente prohibido por el Shah Reza Pahlevi en 1936, convirtiéndose en el primer país musulmán en prohibirlo. Cinco años después, al acceder al trono su hijo Mohamed Reza Pahlevi, se levantó la prohibición del velo, de forma que cada mujer podía de nuevo libremente llevarlo o no llevarlo. En 1979, al triunfar la Revolución Islámica, el uso del velo se hizo obligatorio para todas las mujeres. Ahora, las iraníes han comenzado a movilizarse contra esa muestra de opresión y sumisión de la mujer.

El caso de Sipora, la iraní de origen judío condenada a muerte y refugiada en Holanda, no tiene nada que ver con esa lucha contra la obligación de llevar hijab. Pero muestra otra cara, aun más siniestra, de la opresión de la mujer bajo el régimen de la Revolución Islámica. Un régimen donde las mujeres maltratadas no gozan de ninguna protección, ni de ningún derecho. Un régimen bajo el que se ven obligadas a huir de sus maltratadores con la ayuda de organizaciones clandestinas como la que Sipora dirigía.

Mientras a las mujeres se les niegan sus derechos más básicos en Irán, aquí en España una serie de jetas profesionales han convocado para el 8 de marzo lo que ellos denominan una "huelga feminista".

Los mismos que se dedican a asaltar capillas de esa religión, la católica, que no oprime a la mujer, en vez de protestar ante las embajadas de los países musulmanes que sí las oprimen; los mismos que no levantan la voz para denunciar las detenciones de mujeres que simplemente piden que no se las obligue a llevar hijab; los mismos que colaboran sin problemas con la TV de ese régimen iraní que condena a muerte a una mujer por ayudar a mujeres maltratadas (¿verdad, Pablo Iglesias?)… dicen que convocan una "huelga feminista" para luchar por los derechos de la mujer.

No, hombre. Vosotros no lucháis por los derechos de la mujer. De hecho, os importan una mierda los derechos de las mujeres iraníes. Vosotros simplemente odiáis la libertad que tantos siglos costó construir en nuestra civilización occidental, libertad basada en los valores promovidos por esa religión, el cristianismo, que no soportáis. Y usáis causas justas, como la defensa de los derechos de las mujeres, para vaciarlas de contenido, darles la vuelta y convertirlas en un arma política con la que obtener dinero, puestos públicos en los que colocar partidarios y nuevas cuotas de poder.

Como aliados objetivos que sois de los regímenes que más oprimen a las mujeres, como compañeros de viaje de los opresores, vosotros sois, en Occidente, la mayor amenaza para la libertad de las mujeres.

Vuestra supuesta huelga feminista no es más que un enorme, sucio y siniestro hijab simbólico. Sois la quintaesencia del antifeminismo.

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