Vota racional
Ayer entré en la web de Podemos y me descargué el programa electoral de ese partido. Permítanme que les lea cinco medidas que propone la formación dirigida por Pablo Iglesias:
►Eliminar el concierto a los centros educativos que no sean mixtos
►Eliminar los contratos temporales para las nuevas contrataciones
►Eliminar, desde Educación Infantil, los estereotipos de "normalidad" basados en la heterosexualidad
►Establecer campañas específicas de sensibilización para normalizar la transexualidad
►Expropiación forzosa (en determinados casos) de viviendas en poder de los bancos
Viendo este tipo de medidas, parece que los muchachos de Podemos son un poquito radicales, ¿verdad?
Pues no. Esas medidas no están extraídas del programa electoral de Podemos, sino del de Ciudadanos, la formación dirigida por Albert Rivera.
Nos enfrentamos a unas elecciones cruciales, que se producen en un contexto de agitación tanto interna, como internacional. Sería, por tanto, necesario elegir un gobierno capaz de afrontar los retos a los que España va a tener que enfrentarse, desde la necesaria regeneración política hasta la neutralización de los desafíos territoriales, pasando por la imprescindible dinamización de nuestra economía, la clarificación de nuestro papel internacional y la defensa de las libertades individuales.
Pero de nuevo, por desgracia, la mayoría de los españoles votarán sin haberse molestado siquiera en leer lo que cada formación política defiende. Muchos millones de españoles irán a votar guiados únicamente por la confianza que inspira tal o cual candidato, por lo bien que se expresa en los debates, por la habilidad con que juega al billar o por lo atractivo que resulta. Otros muchos depositarán su papeleta olvidándose de las acciones pasadas de los partidos, como si la corrupción o los incumplimientos de las promesas electorales pudieran tener perdón en un sistema democrático. Un tercer gran grupo de electores, en fin, elegirá a partidos que no le gustan un pelo, por el solo hecho de que se oponen a otros que le gustan menos aún.
Por ejemplo, ¿saben Vds que en estos momentos, según el CIS, hay unos 700.000 electores dudando entre votar Podemos y Ciudadanos? ¿Les parece raro? Pues no lo es en absoluto: se trata de electores que simplemente quieren protestar contra el sistema, contra los partidos mayoritarios, y dudan sobre cuál de esos dos nuevos partidos (Podemos y Ciudadanos) es más útil a la hora de propinar una patada en las posaderas al PP y al PSOE.
Cada cual es libre de votar lo que quiera y por los motivos que quiera, por supuesto. Esa es una gran virtud de la democracia: que da igual el motivo por el que votas, porque eso pertenece a tu intimidad. Lo que importa es lo que votas. Pero me concederán ustedes que los electores que votan con la cabeza fría y aplicando criterios racionales, tienen menos posibilidades de sentirse después defraudados.
Yo ya tengo claro a quién votar el 20-D. Y, si me lo permiten ustedes, les voy a explicar el proceso de razonamiento que he seguido:
En primer lugar, no puedo votar ni a PP, ni a PSOE. Por tres motivos: a) porque llevan décadas turnándose en el gobierno y son, por tanto, los principales responsables de los problemas que ahora experimentamos; b) porque ambos se han visto enfangados hasta las cachas en la corrupción galopante que se come buena parte del dinero de nuestros impuestos y c) porque ambos han incumplido las promesas electorales que hicieron en ocasiones anteriores. Si alguien no cumple los contratos que firma (y un programa electoral es un contrato), hace falta tener vocación masoquista para firmar otro contrato con él.
En segundo lugar, tampoco puedo votar a Podemos, puesto que ha pactado con partidos que atacan claramente a la Nación y su programa electoral recoge explícitamente la defensa del derecho de autodeterminación.
Eso me deja solo tres opciones de voto: Ciudadanos, UPyD y Vox. Y ahí es donde entra la lectura de los programas electorales, porque me importa un pimiento si tal o cual candidato es muy simpático, si sale en muchos debates, si dice cosas ingeniosas o si empatiza mucho con los presentadores de programas de entretenimiento. Lo que voy a elegir el 20-D es a una formación que va a gestionar mi país y mi dinero, así que lo primero que haré es leerme la letra pequeña del contrato y analizar las acciones pasadas de los candidatos.
En ese sentido, Ciudadanos, UPyD y Vox son partidos con claras diferencias programáticas, que se podrían resumir en tres puntos:
-En el campo económico, Vox es el más liberal de los tres, seguido de Ciudadanos y después de UPyD, que es el más socialdemócrata.
-En el campo moral, Ciudadanos y UPyD son defensores de la ideología de género, mientras que Vox es claramente conservador.
-En el campo de la unidad nacional, Ciudadanos es partidario de mantener el estado autonómico, UPyD defiende quitar algunas competencias a las autonomías y Vox defiende eliminar las autonomías.
Eso, en cuanto a la letra pequeña de los contratos electorales. En cuanto a las acciones pasadas de esos tres partidos:
- Vox tan solo ha conseguido representación hasta el momento en algún ayuntamiento pequeño, así que carecemos de datos.
- UPyD tiene a su favor dos cosas: no ha tenido casos de corrupción, ha planteado numerosas iniciativas parlamentarias contra el separatismo y es el único partido que ha perseguido activamente a los corruptos, llevándolos ante la Justicia.
-Ciudadanos tiene a su favor el largo historial de lucha por los derechos de los españoles en Cataluña, y tiene en su contra su política de pactos tras las elecciones autonómicas de este año; política de pactos que le ha llevado, por ejemplo, a apoyar en Andalucía nada menos que al PSOE de los EREs.
Por último, veamos las consideraciones de utilidad del voto. Nos gusten o no nos gusten, las encuestas están ahí. Yo estoy convencido de que ha habido una campaña deliberada de ninguneo de UPyD por parte de los medios de comunicación controlados por el bipartidismo, pero ese convencimiento mío no cambia el hecho de que las perspectivas electorales de UPyD o Vox son bajas, mientras que las de Ciudadanos son altas.
Traducido a términos prácticos, eso quiere decir que UPyD o Vox tienen cero posibilidades de obtener un diputado en casi todas las provincias. A menos que todas las encuestas se equivoquen, la única provincia donde podrían sacar escaño es Madrid.
En consecuencia, si yo viviera fuera de Madrid, votaría a Ciudadanos, por cuestión de fría utilidad del voto. Pero vivo en Madrid, así que me puedo permitir el lujo de elegir a quién de los tres partidos votar, teniendo en cuenta todo lo que les he expuesto anteriormente.
No les voy a decir cuál es mi decisión final, aunque ya la tengo tomada. Lo que quería era, simplemente, exponerles el proceso de toma de decisiones que he seguido. Porque me gustaría invitarles a que perdieran Vds. diez minutos de su tiempo, tratando de reflejar en una hoja de papel las opciones que tienen y las razones que les llevan a elegir una opción y no las otras.
Seguro que hay muchos oyentes de este programa que van a votar al PP. Habrá otros que opten por el PSOE o por Podemos. Y todos esos votos son tan válidos y tan respetables como el mío. Decidan lo que decidan, cualquier cosa que ustedes elijan estará bien, por definición de democracia.
Pero yo les rogaría que ese proceso de toma de decisiones fuera racional, y no meramente emotivo. Porque se enfrentan Vds. a la decisión más importante que van a tener que tomar en muchos meses. Y es una decisión que va a marcar de forma trascendental la evolución de España durante los próximos años.