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La retórica del gangsterismo político

 
“Maragall aclaró su postura el 30 de enero ante el Parlamento catalán. Calificó de “bienintencionado e ingenuo” el “gesto” de Carod de entrevistarse con los jefes etarras. El “error” no habría consistido en haber atacado los principios democráticos y el estado de derecho, sino en haber dado a Aznar, entonces presidente del país, “la posibilidad de traer al centro del escenario político su visión patética, corta y miserable de las Españas”. El desenvuelto Maragall comparó la “ingenuidad” de Carod con la achacada otrora al filósofo Hume, nada menos: “Pero ¿saben lo que les digo? Que prefiero las buenas intenciones de Carod a la pasividad de estos ocho años pasados”. Él, insistió, prefería aquella ingenuidad y buena intención, porque había mostrado “al pueblo de Cataluña” cómo los dos nacionalismos conservadores (CiU y el PP) “nos están negando el final de ETA y la paz”, pues quieren “mantener a ETA viva como un espantajo para justificar el inmovilismo político”.
 
Hace falta toda la canallesca indecencia de un demagogo tercermundista para acusar al PP de “pasividad” y de “mantener a ETA viva” cuando, entre otras cosas, el gobierno de Aznar había empujado a la ETA a la peor situación de su historia. El sentido de la infamia es el mismo de Ibarreche: la manera de acabar con el grupo asesino es ceder a su chantaje, ceder a sus exigencias… en las cuales coinciden todos. Así se lograría “la paz”.
 
Y después de este canto a la fechoría carodiana, a Maragall le entró un ataque de rigor antiterrorista: dando por hecho que el gobierno podía haber detenido a los jefes etarras en Perpiñán, se preguntó por qué no lo había hecho. Presa de santa indignación, amenazó a Aznar: “El gobierno de Cataluña está estudiando la situación desde el punto de vista legal, jurídico, por si hubiera responsabilidades políticas y no solo políticas, y para distinguir cuál es el camino más oportuno para oponerse a tales rupturas de las normas de conducta de la política democrática”. Porque “no se pueden aprovechar las buenas intenciones de un miembro del gobierno catalán para poner en peligro el dispositivo antiterrorista y rebañar unos cuantos votos. Y si no se pueden encontrar responsabilidades, denunciaremos políticamente la manipulación que hace Aznar de los sentimientos en beneficio propio”.
 
Tal maestría en retorcer los hechos solo sorprenderá a quien ignore el discurso separatista, pero ya Azaña conoció y deploró esas destrezas, dejando constancia de ellas en sus diarios. Maragall, pues, coincidía con Carod. Nada de “deslealtades”. Y Zapatero miró a otro lado. La cita clandestina del jefe del gobierno catalán en funciones con los pistoleros estaba muy justificada. El error, la “ingenuidad”, insistió, residía en no haber previsto la “antidemocrática manipulación” del PP, un partido indecente que osaba denunciar el contubernio con el fin inadmisible de debilitar al gobierno autonómico y a los socialistas. Por esto y por no haber arrestado a los etarras (¿y a Carod también?), la culpa recaía sobre el gobierno de la nación.
 
De inmediato el TNV y el PNV aportaron su voz a la campaña. Un jefe sabiniano, Imaz, clamó contra la “inaceptable” vigilancia de los servicios de seguridad del estado a Carod, “una persona democrática”. Tan democrática como el propio Imaz, sin duda. Otro sabiniano, Anasagasti, remachó con su habitual y venenosa mala fe: “¿O es que están esperando a que haya un atentado que les venga bien en campaña electoral? Porque un atentado de ETA en este momento le daría la mayoría absoluta al PP y ellos lo saben”. Argumento impecable: por eso, para facilitar la victoria absoluta del PP, saboteaba el PNV los esfuerzos antiterroristas del estado, inhibía a la policía autonómica y desafiaba las decisiones judiciales contra Batasuna, el sector político del pistolerismo.
 
El grupo separatista EA tampoco se anduvo por las ramas. Con sus vigilancias el gobierno había “vulnerado los derechos fundamentales de los ciudadanos” y debía “pedir perdón” al señor Carod. Siempre tan devotos todos ellos de “los derechos ciudadanos”. Lo mismo vino a decir Otegui. Los comunistas (Izquierda Unida), no menos demócratas, unieron sus voces al coro: Madrazo acusó al gobierno de preparar “una operación de sabotaje contra el gobierno de izquierdas y catalanista” utilizando “los servicios secretos en beneficio propio”.
 
A continuación vinieron los socialistas. Zapatero y Pachi López coincidieron en que “alguien tiene que dar explicaciones de por qué no se detuvo a Josu Ternera y a Mikel Antza”, y de por qué la reunión “no se ha utilizado para la lucha antiterrorista y sí para crear un conflicto político en Cataluña y para atacar al PSOE”. Todos denunciaban la desidia del PP, como si Carod hubiera montado la reunión con los dialogantes etarras solo para dar a la policía la oportunidad de capturarlos y el gobierno, en cambio, la hubiera aprovechado para perseguir al honorable, ingenuo y humanitario conseller en cap. ¡Cuánta injusticia!
 
La algarabía buscaba desviar la atención pública de la indudable y mafiosa charla de Perpiñán hacia la suposición de que el gobierno podía haber detenido a los interlocutores de Carod. Incluso se inventaron vídeos de la reunión supuestamente  grabados por la policía o los servicios secretos. Acebes, ministro del Interior, advirtió razonablemente que no podía divulgar datos solo beneficiarían a los terroristas, y que sin duda la policía habría detenido a los etarras de haber podido. Afirmación, la última, respaldada por una ejecutoria antiterrorista de los gobiernos del PP indudablemente muy superior a la de los gobiernos anteriores (a eso llamaba “pasividad” Maragall). Ejecutoria dentro de la ley, ajena a las ilegalidades practicadas por el PSOE en su época de gobierno… sin que Zapatero, Maragall ni Pachi López hubieran protestado contra ellas, casualmente.
 
La habilidad de la izquierda y los separatistas para presentar el mundo al revés podrá parecer a algunos un alarde de destreza dialéctica y parlamentaria, pero su verdadero nombre es demagogia, corrupción de la democracia: lo que se ha hecho habitual en “Euskadi” y, cada vez más, en Cataluña, y se extendería por toda España.
 
(“Contra la balcanización de España”)
 
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¿Por qué atacan tanto a Aznar? Precisamente para intimidar a Rajoy, que ya ha empezado a darles la razón con lo del derrocamiento de Sadam. 

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comentarios
1 taraza, día

A Aznar, señor Moa, no le perdonarán jamás que en el año 2000 hubiera conseguido una mayoría absoluta de Diputados. No le perdonarán mientras viva, o mientras el PP no vuelva a conseguir otra mayoría absoluta. A Rajoy no hace falta intimidarlo: él mismo se da por intimidado. Como le decía Sancho a don Quijote, que le incitaba a tomar venganza si alguien lo agraviaba: "Yo, señor, perdono a todo aquél que me haya agraviado antes, ahora y en el futuro". O algo parecido.

2 taraza, día

El "arte" de retorcer argumentos e ideas, o de negar y cambiar evidencias, fue consignado en escritos producidos por ideólogos y líderes políticos de finales del XIX y hasta mediados del siglo XX. Ahora, revive.

3 taraza, día

El Estado de las Autonomías resultó ser un desastre para la entidad llamada España. UN desastre. ¡Y ningún partido político lleva en su programa electoral la reducción de las competencias autonómicas!. ¡Ya veréis cómo acaba esto!. El aumento del nivel de vida desde 1975 hasta el día de hoy, nada tiene que ver con decisiones políticas: es al revés, a pesar de las decisiones políticas. Ha sido la tecnología la que ha propiciado tal nivel de vida. Nunca antes hubo tantas y tan buenas máquinas, y seguimos en ese disparadero. La tecnología salvó el Estado de las Autonomías. Por ahora.

4 Ronin, día

Imagínense los titulares: "Detenida en Perpiñan la cúpula de Eta, Josu Ternera, Mikel Antza y Carod Rovira, este último conseller de la Generalitat y que todavía no se sabe muy bien qué hacía reunido con los asesinos".

5 kabardin, día

Las familias ya han venteado los nubarrones y,ellas son las celulas de las que se compone el tejido social,como toda estructura viva sus objetivos primarios son dos,conservarse y reproducirse.Para eso se necesita previsibilidad. Muchos de los que nunca votaron a Aznar hoy lo añoran sinceramente,su manera de hacer alentaba la confianza del ciudadano en el proyecto común. Es absolutamente necesario que el PP forme gobierno sin hipotecas,con apoyos puntuales de alguna otra fuerza de caracter nacional. Nosotros a lo nuestro,denunciar y pedir el maximo en cada ocasión,que puedan aparecer como moderados los que sólo pidan la recuperación de competencias.

6 vstavai, día

Alguna razón tienes este Prada. Aquí se nota bastante, sobre todo sin los diálogos de Filiberto y los de Bigopardo y Mitrofán: LA DERECHA SIN HUMOR JUAN MANUEL DE PRADA ACEPTEMOS que el último vídeo de las Juventudes Socialistas es burdo y cutrón; aceptemos que se trata de un subproducto propagandístico de una ramplonería acongojante. Pero el asunto de este artículo trata de ser otro. Tradicionalmente, el humor ha sido una flor de la inteligencia que se cultivaba en huertos conservadores: los grandes humoristas que en el mundo han sido nunca han estado adscritos a ideologías izquierdistas. Sin embargo, en los últimos años, y en España, el humor ha cambiado de bando: no me refiero tan sólo al humor chocarrero o complaciente que pueda encarnar el tan divulgado vídeo de las Juventudes Socialistas; también el humor más incisivo y cáustico se cultiva en invernaderos progres. Basta echar un vistazo a la programación televisiva: los teleñecos de la Cuatro o los monólogos de Buenafuente son exponentes de ingenio; pero sus premisas ideológicas son inequívocamente izquierdistas. Reparemos, por el contrario, en la programación de un canal televisivo como Telemadrid, en donde se supone que prevalece una mirada sobre la realidad menos contemporizadora con los postulados de la izquierda: el humor brilla por su ausencia. La derecha española ha extraviado el sentido del humor. Cuando sus detractores caracterizan a los políticos del PP como personas agrias, antipáticas o funestas están consagrando un cliché; pero también están constatando una realidad incontestable: la derecha española carece de la munición intelectual y estética propia del ironista, imprescindible para entablar diálogo con nuestra época. Que una asignatura como Educación para la Ciudadanía, fétido repertorio de lugares comunes progres, no haya estimulado parodias rezumantes de sarcasmo demuestra que los humoristas de derechas han dejado de existir. Que el empeño de Zapatero en sacar en procesión a su abuelito, o sus descalabros en la escena internacional, o sus delicuescencias pacifistas no hayan inspirado sátiras hilarantes certifica que la derecha española carece de vis cómica. Pero esta carencia delata algo mucho más terrible y angustioso. En su dietario En la belleza ajena, el escritor polaco Adam Zagajewski escribe: «Al cabo de cierto tiempo fui consciente de haber nacido en un siglo que -no se sabe por qué- dotó de gran talento a los ironistas y, en cambio, trató de modo bastante severo a los moralistas, dándoles por lo general unas aptitudes mediocres y no dotándolos en absoluto de sentido estético». Y aquí llegamos al quid de la cuestión: la derecha española ha descuidado las tendencias estéticas de nuestra época; y, cuando esto ocurre, es natural que pierda la batalla ante la izquierda, que sí ha conectado con el espíritu de los tiempos que corren. Esta falta de talento para la ironía de la derecha española denota, a la postre, falta de creatividad. El humorista se toma la realidad más en serio que nadie, pero su modo de abordarla es creativo. En cambio, quien renuncia al humor acaba abordando la realidad de modo doctrinario, y su discurso -al carecer de recursos irónicos- se agosta, acaba convirtiéndose en una plasta de gravedad insoportable, una murga que provoca hastío, somnolencia y desaliento. La derecha española no es creativa; ha renunciado a ofrecer una alternativa estéticamente atractiva que deje al desnudo la roña progre. Y esta falta de creatividad se traduce en una actitud siempre defensiva, mohína, casi acorralada. La derecha española acepta resignadamente la hegemonía de la visión del mundo postulada por la izquierda; sus únicos modos de combatirla resultan o bien enfurruñados (de ahí la impresión grimosa de cabreo que destila) o bien acomplejaditos (de ahí la impresión no menos grimosa de tibieza y pusilanimidad). La derecha española carece de dotes para provocar, mediante la levadura del humor, resquebrajaduras y contradicciones en esa visión del mundo propia de la izquierda; carece de respuestas irónicas que descompongan la hegemonía progre. En lugar de hacerse la ofendida con vídeos tan rudimentarios como el de las Juventudes Socialistas, la derecha española debería responder con vídeos más ocurrentes que parodiasen al adversario; pero para ello se requiere el talento creativo del ironista. Sin él, será imposible que se sacuda el sambenito del cocodrilo en el pecho.

7 Ronin, día

Es que Juan Manuel de Prada no ve el Zippy Zapping: http://www.libertaddigital.tv/ldtv.php/programas/ver-programas/zippy_zapping_05_10_07/

8 DeElea, día

http://www.youtube.com/watch?v=RV3XalZg7jc

9 Ronin, día

Estos videos humorísticos de "la derecha" como otros muchos nunca van a salir en las tv analógicas que controlan los que todos sabemos, y claro luego llega gente como Prada que ignora que existen y escribe lo que escribe. Una muestra más del monopolio mediático que padecemos.

10 TheFlash, día

‘¿Por qué atacan tanto a Aznar? Precisamente para intimidar a Rajoy, que ya ha empezado a darles la razón con lo del derrocamiento de Sadam.’ Si, ya le han tanteado con el Estatut. Y Rajoy corriendo se sacó el de Andalucía. Y de esta otras cuantas. Van probando hasta ver donde pueden llegar, como los niños, y si la respuesta es tímida o balbuceante se apuntan unos metros más –o menos para la meta-. La vieja teoría soviética de las lonchas de salchichón es el cuaderno de bitácora de cualquier izquierda. Una tras otra van cercenando libertades hasta alcanzar al lazo final. Tan solo los discursos sólidos y las ideas claras pueden detener y aun batir estas maneras de perversión por fascículos, como ya demostraron Reagan y Thatcher con gran alboroto de los pánfilos europeos. En la derecha continental europea nunca se entendió lo que ambos fenómenos políticos significaban. Aun hoy, tras revisar aquellos tiempos y confirmar el brillante expediente, la derecha –y entre ellas muy especialmente la española- no ha sido capaz de asimilar la importancia esencial de la ideología y de los principios como factor determinante sobre el que las sociedades se impulsan así mismas, -ni aun el alarmante avance de los ‘primitivismos’ islámicos, con sus zafias y toscas proclamas, les revela el peligro de su relativismo en versión burocrática-. No tienen discurso. Las últimas décadas han pasado por ellos sin afectarles ni un ápice en su inercia mortecina. Esto no solo lo vemos en Rajoy, aunque éste sea un exponente transparente de la abdicación- también lo vimos en la renuncia de Aznar a reformar los pilares institucionales que ya anunciaban ruina tras el corrosivo ‘felipato’. Faltó coraje y decisión. Lo de siempre. Y siempre se termina pagando la factura. De ahí la alergia sistemática a los Vidal-Quadras o Mayor Oreja y la fascinación por los Juan Costa, Gallardón, Escudero, Salmón etc…en definitiva, no se creen los principios que nutren a sus votantes. Son unos mezquinos resabiados de los pasillos del poder. Con dos editoriales, PRISA lo caga de miedo.

11 denebola, día

-------------------------------- AFIRMA QUE EL REY ES "UNA FIGURA INSTITUCIONAL INDUDABLE" Alonso dice que ni la extrema izquierda ni la extrema derecha conseguirán cuestionar la monarquía --------------------------------- Ya estamos con aquello de la condena de la violencia "venga de donde venga". ¡Co.o y siempre venía del mismo sitio! Pues ahora igual. Cuadrilla de sinvergüenzas casposos. Y qué repertorio tan reducido. Eso sí, a las ovejas les puedes hacer el mismo truco un millón de veces que balarán con igual entusiasmo.

12 bremon, día

¡Caramba! Y a pesar de tanta “flojera” que todos atribuimos al PP, conserva el entusiasmo de votarle, no solo en los que ya le votamos antes, sino que aumenta el número de desengañados de las izquierdas. ¿Qué le ocurre hasta a D. Juan Manuel de Prada que desconoce, cosa increíble en un tan gran periodista, el humor del contra-video de la izquierda? Si él lo desconoce, ¿cuantas cosas esenciales desconoce el pueblo? La TV es la que gana elecciones, y la TV está por engañar al pueblo. ¡Carajo! ¿contra España? ¿Y hasta el mismo que fue director de ABC, en contra de sus articulos actuales en el Mundo, ahora en TV está en lo correctamente político? ¿Solo el pueblo es engañado, o hay miedo a salvar la unidad de España? ¿Solo la escasa “energía” del PP es culpable? ¿Lloraremos como plañideras lo que no hemos sido capaces de defender como hombres? Dice verdad D. Pio: “La habilidad de la izquierda y los separatistas para presentar el mundo al revés podrá parecer a algunos un alarde de destreza dialéctica y parlamentaria, pero su verdadero nombre es demagogia, corrupción de la democracia: lo que se ha hecho habitual en “Euskadi” y, cada vez más, en Cataluña, y se EXTENDERÁ POR TODA ESPAÑA”.

13 TheFlash, día

vstavai En cuanto a lo de Prada, me parece una ‘boutade’, pero aceptando la premisa, quede claro que los humoristas que Prada define como ingeniosos (sic) lo han tenido infinitamente más fácil que los verdaderos autores de humor satírico; esos falsos irreverentes son ‘oficiales’ y oficiosos, una prolongación mas de Matrix, y jamás en 20 años han elevado una diatriba contra sus padrinos ideológicos. No, estos fulanos que Prada señala, han tragado con todo, disimulado con más, siempre que afectara a sus mentores. Pocas bromas con la pasta. El autor satírico, el bufón crítico es una rara especie en el país, a derecha e izquierda -ni os cuento en Cataluña o País Vasco- y de haber algún exponente valiente, honesto, de humor sangrante que ataque tanto a unos como a otros, puedo asegurarle a Prada que con toda seguridad lo que no será es de izquierdas ni nazionalista. Con la excepción de Boadella, yo nunca he conocido a uno que declarándose de izquierdas, fuese capaz de satirizar con verdadera perfidia los delitos -por sonados que fuesen- cometidos por sus líderes. -tal vez ni el propio Boadella con Felipe-. Lo dice alguien que ha visto crecer profesionalmente a los mentados por Prada en TV3 y recuerda muy bien el ‘cuidadín’ con el que se andaban. De todas maneras, no estaría mal más humor verdaderamente independiente, y no tanto mamporrerillo guasón del poder, a mí este modelo de teleñecos y monólogos subvencionados me aburre y me cansa por lo grosero de la manipulación. Hasta para el humor hace falta honestidad y valor.

14 crazy, día

En cuanto al humor, yo le creía al Sr. Prada mas exigente para el ingenio. Eso que el llama humor de izquierdas, a mi me parece, tan carente de gracia, que habría que darle otro nombre. En general son groserías, carentes de ingenio. Por otra parte ¡cómo nos gusta apuntarnos al carro de “la flojera de Rajoy”! Casi tanto como cuando Aznar era candidato, en la época en que Felipe González gobernaba y se decía: Aznar no tiene carisma ¿os acordáis? ¡Tampoco hace tanto tiempo! Tenéis que acordaros. Felipe tenía carisma, Aznar no tenía carisma. Era la consigna de los socialistas, como ahora. A mi me dolía la boca de decir que, para gobernar, lo del carisma no es mas que un apelativo que nos sacamos de la manga, carente de argumentos. Aznar demostró que era un buen gestor y que no sabía mentir “con la gracia que lo hacía González”. Os acordáis de leer y oír después de alguna intervención del susodicho: “Todo lo que ha dicho son mentiras pero, ¡hay que ver con qué gracia las dice!” Cada vez que volváis a caer en la tentación de la flojera de Rajoy, acordaros por favor de “la falta de carisma de Aznar”. ¡Bendita falta de carisma! O no? Quienes votamos al PP cuando sacó mayoría absoluta, deberíamos seguir haciéndolo, con “flojera y sin carisma”. Por el bien de España. Saludos.

15 TheFlash, día

Soberbio artículo, muy aconsejable leer: El PP, tan liberticida como los demás Isaac Jiménez http://www.libertaddigital.com/opiniones/opinion_39780.html

16 tachuela, día

Leído en la red: "JUAN MANUEL DE PRADA LA próxima beatificación de 498 mártires de la Guerra Civil ha levantado ronchas entre los gerifaltes y sicarios del Régimen, que ven en ella un desafío a la llamada Ley de Memoria Histórica. Y vaya si lo es. Se trata, sin duda, del más formidable desafío que se pueda concebir. La beatificación de los mártires nos recuerda, en primer lugar, que la Guerra Civil no fue esa historieta de buenos y malos que el Régimen pretende imponer, donde unos ponían la sangre y otros el plomo. La beatificación de los mártires nos recuerda que la Segunda República, erigida por el Régimen en espejo de virtudes en el que nuestra democracia debe contemplarse, estimuló y exacerbó el odio antirreligioso desde el instante mismo de su fundación y permitió que, tras el alzamiento militar, la cacería indiscriminada del católico se convirtiese en el pasatiempo predilecto de las milicias socialistas, comunistas y anarquistas, a las que los irresponsables gobernantes republicanos proveyeron de armas para que pudiesen traducir en cadáveres el odio que previamente les habían inoculado. Más de siete mil religiosos fueron martirizados en aquellas jornadas de oprobio; el número de seglares que corrieron idéntica suerte aún no ha sido fijado, pero su establecimiento -si es que algún día se logra- dejará chiquitas esas cifras. El Régimen no soporta que tales muertos sean conmemorados, porque deslucen la memoria distorsionada y sectaria de aquel conflicto." Me parece maravilloso que a El Gran Imbécil le vayan refrescando la Memoria Histérica.

17 TheFlash, día

Esta claro, crazy 14, cocinar un cristo es una cosa, y otra mentar al Islam. Y nuestros jocosos bufones oficiales, se cuidan muy mucho de mentar el Corán ergo PSOE, CiU, PNV, ERC, BATASUNA… Están ya muy vistos estos valientes…

18 taraza, día

Al hilo del artículo de Isaac Jiménez, "El PP tan liberticida como los demás". Una cosa es decir "soy liberal", y otra, muy distinta, llevar eso a la práctica. Pero hay otro asunto no menos importante: confusión de ideas. En todos los partidos hay una cantidad considerable de militantes que debería estar en el partido de enfrente. Y eso sucede, sobre todo, en el PP. Más que nada en el PP. Incluso el propio Rajoy manifiesta un afán de "intervención", una vocación de taumaturgo salvador, como si de un "izquierdoso" se tratase. No recuerdo que alguna vez, sobre algún tema, apelase a la responsabilidad personal de cada ciudadano. Más bien, "aquí estoy yo para resolverlo todo". No es necesario, ni conveniente, que los políticos pretendan resolverlo todo. Primero, porque es imposible, y segundo, porque, al final, quieren resolver las cosas a su manera. Y se acabó la libertad.

19 TheFlash, día

taraza 18 Resulta preocupante, en estas cuestiones que no suelen ser de interés para el gran público, percibir con claridad la posición oscura del PP. Si ponemos en una lista numerada todas las acciones criptoliberticidas, desde la normalización lingüística al pacto Michavila, el Estatuto Andaluz, el valenciano, el Canon, o esta del control de los internautas, nos empieza a salir una lista demasiado larga con el PP. Demasiado larga. Preocupante.

20 DeElea, día

Pío Moa, "El anticlericalismo, una plaga de ayer y de hoy", Alfa y Omega, 18.X.01 Según una opinión muy divulgada por ciertos medios, la Iglesia es la principal culpable de las desdichas y violencias, especialmente las guerras civiles, que han sacudido a España en los dos siglos pasados. La causa estaría en el fanatismo y cerrazón eclesiásticos ante los derechos humanos y las nuevas corrientes políticas. Esa acusación ha sido asumida incluso por muchos cristianos o próximos al cristianismo, y se puede leer hoy en órganos conservadores sin que levante críticas o protestas. Sin embargo, los hechos desmienten por completo tal idea. Lo que olvidan esos críticos es que el liberalismo llegó a España, en gran medida, no a través de su versión anglosajona, consciente de sus raíces cristianas y en todo caso respetuosa con ellas, sino de la tendencia revolucionaria francesa, el jacobinismo, introducido aquí por la invasión napoleónica. La Revolución francesa fue realmente la fragua de los totalitarismos que iban a asolar el mundo en el siglo XX. Comentando los destrucciones de estatuas por los talibanes, el dramaturgo Arrabal recordaba recientemente las fechorías, enormemente peores, de los talibanes revolucionarios franceses contra edificios y obras de arte. Ello aparte de la institucionalización del terror, el genocidio y una mortífera persecución religiosa. En España, la invasión francesa trajo los mismos efectos: matanzas, devastaciones y saqueos de obras artísticas, conductas vistas por los españoles de entonces, casi unánimemente católicos, como sacrílegas e intolerables. Es lógico, vista la cuestión desde un ángulo neutral, que no sólo el clero, sino también la gran masa de la población, entendiera aquellas prédicas sobre los derechos del hombre como el pretexto y encubrimiento del crimen, pues, efectivamente, así fue. Sin embargo, el jacobinismo se asentó en el país, sobre todo, a través de logias masónicas militares, tuvo el anticlericalismo como su rasgo más marcado, y no contribuyó en lo más mínimo a cambiar las ideas que la gente se había hecho sobre él a partir de la experiencia. Al contrario. Muy débil, por su aislamiento, el jacobinismo recurrió enseguida a la violencia: suya es, contra lo que muchos creen, la invención de los pronunciamientos militares, tan dañinos para la estabilidad del país durante el siglo XIX. De él proceden las incitaciones al asesinato de frailes, con calumnias como la de que habían envenenado las fuentes. La Desamortización de Mendizábal fue otro hecho indicativo. La medida, seguramente necesaria, pero realizada a la manera jacobina, es decir, brutal y sin respeto al derecho de propiedad, resultó asoladora. Cientos de miles de personas que vivían en terrenos eclesiásticos fueron expulsadas, formando un ejército de mendigos, delincuentes y otros marginados, abono para la demagogia y la convulsión social. La desforestación fue muy intensa. Grandes bibliotecas se dispersaron o se perdieron, obras de arte de primera magnitud desaparecieron, se hundieron joyas arquitectónicas. Un ejemplo entre muchísimos: el Gobierno ordenó destruir el monasterio de La Rábida, cuna del descubrimiento de América, y sustituirlo por un monolíto. Todo ello no impedía a nuestros jacobinos invocar exaltadamente la cultura. A lo largo del siglo XIX y parte del XX, continuaron estas conductas, más o menos esporádica o sistemáticamente. A principios del siglo XX Ferrer Guardia, ídolo de muchos progresistas, preconizaba "una revolución sangrienta, ferozmente sangrienta", y la llevó a la práctica, en lo que pudo, mediante salvajes atentados. Las posturas jacobinas, mezcladas con las revolucionarias socialistas y anarquistas, culminaron en la II República, inaugurada con la quema de más de cien edificios: conventos, bibliotecas (incluyendo la segunda de España), centros de enseñanza y formación profesional, laboratorios, esculturas, cuadros, etc. El fanatismo jacobino, aliado con el socialismo revolucionario, rechazó la victoria electoral, democrática, del centro derecha en 1933, y respondió a ella con la revuelta de octubre del 34, organizada por el PSOE y los nacionalistas catalanes de la Esquerra, con el apoyo moral de las izquierdas republicanas. Aunque la insurrección solo duró unas horas en Cataluña y dos semanas en Asturias, bastó para la matanza de unos 40 religiosos y la destrucción de numerosos templos, incluyendo la voladura de la Cámara Santa de la catedral de Oviedo, joya invalorable del románico, y de la universidad de la misma ciudad, arrasando su valiosísima biblioteca. Etc. Todo esto no fue sino un aperitivo, comparado con lo que ocurriría desde febrero de 1936, al ganar las elecciones el Frente Popular y volver al poder el viejo jacobinismo, de la mano de los revolucionarios extremos, anarquistas, socialistas, radicales y comunistas. Como creo haber probado en El derrumbe de la II República y la guerra civil, la actitud izquierdista causante del levantamiento de octubre del 34 no sólo no se corrigió, sino que se extremó, y su victoria electoral se tradujo en el naufragio de la legalidad, manifiesto en oleadas de incendios, asaltos a locales y prensa derechistas, y cientos de asesinatos. Cuando los políticos de derechas urgieron al Gobierno a cumplir su deber poniendo coto al desorden, el Gobierno rehusó, y ellos fueron amenazados de muerte en el mismo Parlamento. Amenazas cumplidas en el caso de Calvo Sotelo, mientras Gil-Robles se salvaba por puro azar. En estas condiciones, la mitad del país (por lo menos) con sentimientos católicos se vio en el dilema de rebelarse o dejarse aplastar. Optó por lo primero, como es sabido. Sobre la persecución religiosa del Frente Popular en la guerra, no hará falta extenderse, pero sí señalar que fue quizá la más sangrienta que haya sufrido nunca la Iglesia, peor probablemente que las del Imperio Romano o de la Revolución francesa. En suma, a lo largo de los siglos XIX y XX el anticlericalismo ha dejado un rastro espeluznante de incendios, agresiones, torturas y asesinatos de clérigos y católicos. El rechazo a tales conductas es bien lógico, y no debe confundirse con el rechazo al liberalismo o las nuevas ideas en general. Pues la Iglesia logró un acomodo aceptable con el liberalismo moderado, o conservador, en especial durante el casi medio siglo de la Restauración, único período en 130 años en que España prosperó de modo sostenido. Y durante la República, su actitud fue en extremo legalista y moderada, contra lo que sostienen ciertas propagandas e historiografías sin base. En la actualidad, el anticlericalismo no hace llamamientos a la sangre, pero no renuncia a su propio pasado, reivindicado explícitamente, o al menos disculpado o embellecido. Naturalmente, todo el mundo tiene derecho a criticar a la Iglesia, pero cuando esa crítica se ejerce por medio de la manipulación y la falsificación histórica, como ocurre casi sistemáticamente, entonces debe ser a su vez criticada sin ambages. No siendo católico, amo sin embargo la verdad, y creo que de la falsificación no puede salir nada bueno. Un pueblo engañado sobre su propio pasado corre peligro de recaer en lo peor de él. Me repugna sumamente que quienes tienen tras de sí un historial siniestro, no sólo no lo repudien, sino que se erijan en jueces y fiscales de los demás y les exijan que pidan perdón.

21 tigrita, día

La beatificación de 498 mártires, ¡toma memoria hitórica! La plaza de san Pedro a rebosar, gentes venidas de todas partes del mundo para enterarse de como las gastaban los dicípulos de Negrín y su frente popular. A ver el irlandes buscahuesos ese si se pasa por ahí y se entera de algo, no todo a de ser siempre tergiversar la historia a golpe de talonario.