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El iPod charlatán

Ya estaba tardando, un iPod que hable y que te cuente cosas interesantes, cosas como, por ejemplo, qué canción estás escuchando y quién la canta. Pues bien, hemos tenido que esperar ocho años pero al fin está aquí. Se llama iPod Shuffle y la marca nos recuerda que “ya sabe hablar”... ¿pero ese iPod no existía ya? Si, existía, pero no hablaba y he aquí la diferencia y la razón por la cual es necesario poseerlo inmediatamente. Porque, a ver, todos hemos tenido un iPod en la mano, hemos visto fotos en él, hemos, incluso, visto el tráiler de 300 entre admiraciones por la soberbia calidad de su pantallita... hasta hemos escuchado música en el metro fardando de auriculares blancos mientras el gachó de enfrente iba con un vulgar y pleistocénico Discman o, peor aun, con un triste Creative ZEN de color verde. Lo que nadie ha sentido aún es la sensación de que iPod se dirija a uno y con una femenina y sensual voz le susurre:

- En estos momentos se dispone usted a eschuchar el tema "Niña, no te modernices", de "El Payo Juan Manuel".


Y entonces va uno y lo escucha, pero sabiendo de antemano la canción y el artista.
Probablemente le parece una tontería (y lo es), pero esto de que el iPod haya adquirido la humanísima capacidad de hablar abre un mundo de posibilidades que Apple haría bien en explotar hasta sus últimas consecuencias.

Para empezar, y teniendo en cuenta que cada canción en MP3 guarda mucha más información que su nombre y el artista que la canta, nuestro iPod podría, si así lo decidimos, contarnos todo lo que sabe sobre la cancioncita en cuestión. Antes de empezar la audición saltaría la voz (femenina y sensual) diciéndonos:

- En estos momentos se dispone usted a escuchar el tema "Niña, no te modernices", de "El Payo Juan Manuel", contenido en su LP "El rumbero verde" como tercera pista. Fue grabada por la discográfica Belter en 1976. La versión que le ofrezco tiene una velocidad de bits de 160 kilobits por segundo y una frecuencia de muestreo de 44,100 kilohercios. Esta es la quincuagésimo cuarta vez que usted escucha el tema y la última vez que lo hizo fue el 4 de marzo de 2009 a las 16 horas y 39 minutos.  Disfrute.

Entonces va uno, responde al iPod con un "Gracias, bonita" y lo escucha otra vez. Pero esta vez sabiéndolo todo, absolutamente todo lo necesario para el disfrute pleno de la pieza. Atractivo, ¿verdad? No se cómo no lo han inventado antes y no en California, sino en España, donde este tipo de intrusiones auditivas para contarnos algo que no nos interesa se nos dan de maravilla, especialmente en la red de cercanías y en el metro de Madrid... bueno, ya sabe usted a lo que me refiero.

Para la música clásica sería especialmente útil porque cuando uno se pone a escuchar no sé, pongamos, unas sinfonías de Haydn llega un momento en que no sabe ni que sinfonía está escuchando ni cual de los tiempos está reproduciéndose en el iPod. Y eso no es plan. Puede estar uno esperando sentado en un banco del parque a la chica con la que se ha citado para ir al cine y, cuando ésta llega y te pregunta qué escuchas, pues no es de recibo decirle que no lo sabes, que Haydn y tal. Con las piezas de música clásica hay un problema añadido, suelen tener enunciados muy largos, orquestas con nombres más largos todavía y mil detalles que, o les prestas atención, o no sabes lo que estás escuchando. Así, si dejamos al Payo Juan Manuel y a su guitarra moruna por un rato para ponernos la 92 de Haydn, la señorita de voz, insisto, femenina y sensual, nos diría:


- En estos momentos se dispone usted a escuchar el primer tiempo "Adagio – Allegro", de la sinfonía número 92, “Oxford”,  en Sol Mayor de Franz Joseph Haydn. Fue compuesta en 1789. La grabación fue realizada en 1984 en Viena por la Orquesta Filarmónica de esta ciudad dirigida para la ocasión por Leonard Bernstein. La versión que le ofrezco tiene una velocidad de bits de 320 kilobits por segundo y una frecuencia de muestreo de 44,100 kilohercios. Esta es la décimo sexta vez que usted escucha el tema y la última vez que lo hizo fue el 24 de enero de 2009 a las 21 horas y 10 minutos. Disfrute.

 

Y así con cada tiempo, y cuatro veces por sinfonía, tres veces por concierto o 102 veces si decidimos esperar a nuestra chica escuchando los 102 cortes que tiene la Pasión según San Mateo de Johann Sebastian Bach (alabado sea). Para más INRI los títulos de los cortes están todos en alemán y no son ni breves ni fáciles de pronunciar (ni siquiera para una máquina). En la obra cumbre del “amado dios de la música” ™ tenemos, por ejemplo, uno que es: “Mein Jesus schweigt zu falschen Lügen stille”, otro “Und da sie den Lobgesang gesprochen hatten” y así sucesivamente. Luego está que, aparte del director y la orquesta, hay que recordar al oyente el coro y los solistas, que a veces tienen nombres tan caprichosos como Dorothea Röschmann, soprano alemana de porte espléndido, voz cremosa y mucho fuelle pulmonar.

 

No he hecho el cálculo pero sospecho que pasaríamos casi el mismo tiempo oyendo introducciones (recitadas con una voz femenina y sensual, eso sí) que música propiamente dicha. Lo cual no deja de tener su encanto, porque ganaríamos siempre en el trivial musical que viene instalado como juego en los iPod grandes, esos con pantalla en la que se puede ver el tráiler de 300 y quedarse pasmado de la calidad. Además nos convertiríamos en unos expertos. Si en un anuncio de la tele suena de fondo la “Las Cuatro Estaciones” de Vivaldi podemos darnos el pisto de entendidos alzando la voz para recordar que eso no son “Las Cuatro Estaciones” así a secas, sino el primer tiempo “Allegro non molto”, “Invierno”, del concierto número 4 en Fa menor opus 8 RV297 de la colección  “Il Cimento dell’armonia e la invenzione”, interpretado por la Academy of Ancient Music bajo el clavicordio de Christopher Hogwood y con Monica Hugget al primer violín.  Y para rematar, como si la cosa no fuese con nosotros, puntualizamos que, efectivamente, lo compuso un tal Vivaldi, Antonio.

 

Si no nos matan después de esta es que no nos matarán ya por nada. Lo que es seguro es que nadie querrá volver a ver la tele con nosotros, vamos, ni ver la tele ni ir a un concierto, por no querer, no querrán ni citarse en el parque no vaya a ser que, sin venir a cuento, les soltemos que estábamos en esos momentos deleitándonos con el “Klag-Lied Muss der Tod denn auch entbinden” de Dietrich Buxtehude a cargo de Andreas Scholl y el Concerto di Viole de Basilea. En fin, a esto nos expone la charlatanería del nuevo iPod Shuffle. De nosotros depende controlarla o dejarnos llevar por ella. Yo, casi me inclino por lo segundo así que, ya saben, no queden jamás conmigo en un parque.

 

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comentarios
1 Morgoth, día

Buenísimo artículo, sobre todo por lo que respecta a tu cultura musical (por favor, no me digas que la experta es Wikipedia que me da algo. Por cierto, ¿de verdad te compras todos los cachivaches que comentas en tus artículos?

2 jlh, día

Qué pasada la canción del Payo Juan Manuel!!! Sois unos cracks, ¿de dónde sacáis los impresionantes documentos que colgáis aquí?

3 FDV, día

De Wikipedia nada. Una vida entera de culto al "amado dios de la música" me contempla. Los cachivaches no me los compro, los pruebo y los devuelvo o nos los pruebo, pero leo sobre ellos y me imagino cómo son y cómo funcionan. A diferencia de las personas, los gadgets son todos iguales.