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Del calvario a la gloria: crónica de la antológica temporada en la que Morante dijo adiós

En la campaña de 2025 Morante ha escrito una de las páginas más memorables de la historia de la tauromaquia.

Multitudinaria salida a hombros de Morante de la Puebla en Las Ventas el 12-O. | Alfredo Arévalo/Plaza 1

Hace justo un año, cuando la temporada taurina 2024 languidecía en el comienzo del otoño, el matador de toros Morante de la Puebla luchaba contra su enemigo interno, una enfermedad mental que le había obligado a cortarla anticipadamente a principios de septiembre. Se trasladó a Marinha Grande, una localidad cercana a Nazaré, en Portugal, donde se sometió a lo largo del invierno a una terapia de electroshok para volver a los ruedos.

Este calvario personal, que lleva sufriendo desde hace dos décadas y que según contó en una entrevista a principios de 2025 en ABC es "un trastorno disociativo que desconecta su cuerpo de las emociones", se agravó debido a un cuadro depresivo durante la temporada 2024. El genio cigarrero confesó a ese diario que debido a la dura terapia había olvidado algunos momentos célebres de su carrera como el rabo que cortó en la Feria de Abril de Sevilla en 2023, uno de los hitos de su trayectoria.

Reaparición y triunfo en Sevilla

Morante pasea las dos orejas de su toro en Sevilla

Morante fijó su reaparición en Olivenza a comienzos de marzo una vez comenzada la temporada sin pasar por Fallas, siendo el Domingo de Resurrección de Sevilla el primer gran puerto de montaña de su campaña 2025. La climatología obligó a suspender ese festejo en la plaza fronteriza con Portugal y al final el regreso fue con triunfo y bronca en Almendralejo el 29 de marzo. Un día después toreó en Castellón y a los pocos días dio la alternativa a Javier Blanco en Moralzarzal.

El 20 de abril hizo su primera paseíllo de la temporada en la Maestranza en Resurrección sin triunfar. A Sevilla volvió en mayo para una tardía Feria de Abril en las corridas de Domingo Hernández, García Jiménez y Garcigrande con una apuesta salmantina en la que en la primera tarde cortó dos orejas tras una faena inolvidable.

Un rabo en Jerez y la gran faena en Las Ventas

Tras su paso por Sevilla, siendo su faena la tarde de Domingo Hernández de lo más destacado del ciclo, Morante tomó rumbo a Valladolid y a Talavera de la Reina antes de hacer doblete en la Feria del Caballo de Jerez de la Frontera donde cortó una oreja y dos orejas y rabo en su primera tarde. Morante hizo una de las faenas más arrebatadas de su vida en el coso jerezano ante un gran toro de Álvaro Núñez. Al día siguiente cortó una oreja en la de Jandilla.

Morante en Sevilla

Lo de Jerez fue la antesala de la mejor faena de la Feria de San Isidro que inexplicablemente no fue premiada. Era la Corrida de la Prensa en Las Ventas y Morante alternaba con Alejandro Talavante y Tomás Rufo. El cigarrero se encontró con Seminarista, de Garcigrande, y bordó el toreo. El uso del descabello permitió a los más puristas y al presidente negarle la primera Puerta Grande de su vida. Enfadado y sin opciones en el cuarto de la tarde abrevió.

Tras la corrida de Madrid toreó en Cáceres y Ávila aun en mayo y en Aranjuez ya en junio donde siguió encadenando triunfos. Morante dio la alternativa a Marco Pérez en la ciudad francesa de Nimes dos días antes de lograr por primera vez uno de sus sueños: abrir la Puerta Grande de Las Ventas.

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Una Puerta Grande soñada

El domingo 6 de junio Morante volvió a Madrid donde hizo el paseíllo en la Monumental de la Calle de Alcalá por segunda vez en menos de un mes y en la Corrida de la Beneficencia junto a Fernando Adrián y Borja Jiménez, triunfadores de años previos en Las Ventas.

El cigarrero, subido a la inercia triunfalista y a la conjura del morantismo militante, dio una lección de tauromaquia en el toro Sacristán, el primero de su lote de Juan Pedro Domecq, al que dio una estocada por todo lo alto. El presidente, esta vez sí, concedió la oreja. Desde los bajos del tendido 6 le llegaron a tirar hasta una tiara papal mientras daba una clamorosa vuelta al ruedo.

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El delirio estaba por llegar en el cuarto, el toro Lírico, al que dio los mejores naturales de todo el ciclo que hicieron rugir a Madrid y al que mató de una estocada que, aunque cayó algo baja, no impidió que se le concediera la oreja. Morante rompió a llorar tras conseguir cruzar por primera vez la Puerta Grande de Las Ventas tras más de 25 años de alternativa.

Morante de la Puebla en Las Ventas

Lo que sucedió después es historia de la tauromaquia. La afición quiso llevar al cigarrero al Hotel Wellington, donde se suele alojar, pero la Policía lo impidió cargando contra la multitud. La procesión llegó hasta un centenar de metros antes de la plaza de Manuel Becerra donde el cigarrero se subió a la furgoneta entre gritos de: "¡Jo-sean-tonio! ¡Morante de la Puebla!" y "¡To-re-ro! ¡To-re-ro!". La fiesta siguió en el Wellington hasta bien entrada la noche.

La fiesta continúa

No había pasado ni una semana del suceso de Madrid cuando Morante volvió a hacer una faena para el recuerdo. Alternaba en Salamanca con Marco Pérez en un mano a mano con toros de ganaderías salmantinas y cortó las dos orejas y el rabo al quinto toro, de Garcigrande una vez más. La de La Glorieta es, posiblemente, una de las faenas de su vida. Morante continuó por la senda triunfal y llenando los tendidos durante el mes de junio: Móstoles, Toledo, Granada, León y Alicante.

Morante comenzó el mes de julio en Burgos antes de ir a Estepona como previa de la Feria del Toro de Pamplona donde cortó una oreja en cada toro de Álvaro Núñez para salir a hombros de la Monumental de la capital de Navarra. Era la primera vez que lo hacía. Tras Pamplona toreó en La Línea de la Concepción y en la plaza portuguesa de Nazaré, donde está su refugio invernal, y allí dio una lección de maestría toreando al natural. El vídeo de ese pase que duró una eternidad estuvo rulando entre los aficionados que no daban crédito a lo que estaban viendo.

Acabó el mes de julio toreando en Roquetas de Mar, Santander y Azpeitia. En Santander, comenzó el roce con Roca Rey. Tras la baja de Cayetano de la corrida en la que participaba el diestro peruano, Morante se ofreció a la empresa para torear de manera desinteresada donando sus honorarios a alguna asociación benéfica de la ciudad. Al parecer Roca Rey se negó a la participación del cigarrero. Este conflicto estalló unas semanas después en El Puerto de Santa María.

24 horas que dan un vuelco a la temporada

En agosto la temporada taurina dio un vuelco con dos sucesos que ocurrieron en menos de 24 horas y en dos puntos de la geografía española muy lejanos entre ellos: Cádiz y Pontevedra. Morante de la Puebla lo había comenzado toreando en Huelva y en la Plaza Real del Puerto de Santa María, donde puso el No Hay Billetes y salió a hombros tras la enésima obra maestra de la campaña.

Una semana después Morante hizo cuatro paseíllos seguidos en lugares muy distintos de España: desde el Coliseo Balear de Palma de Mallorca a Pontevedra pasando por Marbella y El Puerto de Santa María, donde hacía doblete en su temporada estival. En Palma un toro le dio una voltereta sin consecuencias, pero al día siguiente en la corrida nocturna de Marbella que fue un éxito de audiencia, uno más, de Canal Sur, el cigarrero fue cogido recibiendo un fuerte golpe en la cadera.

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Infiltrado, toreó al día siguiente en la Plaza Real donde una semana antes había bordado el toreo. Hacía el paseíllo junto a Roca Rey, la primera vez después del supuesto veto de Santander. En el cuarto toro, el segundo del cigarrero, el matador de toros peruano hizo un quite que Morante entendió que no debía haber hecho porque era la cuarta vez que el toro entraba al caballo. En el callejón, visiblemente enfadado, Morante se lo hizo saber a Roca Rey que le espetó: "Maestro, fúmate un purito despacito". La tensión entre ambos estalló poniendo muy cara la competencia prevista para lo que restaba de temporada donde coincidían en varios festejos. En esa corrida, Morante perdió pie y casi fue cogido de nuevo por un toro.

La afición se frotaba las manos con la rivalidad entre ambos matadores, los más taquilleros de la actualidad, y se empezaban a desatar las pasiones entre sus seguidores. Sin embargo en la plaza de La Peregrina de Pontevedra todo cambió. Morante fue cogido de gravedad y recibió una cornada de 15 centímetros en el muslo derecho que le hizo perderse gran cantidad de festejos en el mes de agosto donde era el reclamo de la mayoría de las ferias entre las que estaban Bilbao y Málaga, donde hacía doblete.

Reaparición y recaída

Casi un mes después de la cornada de Pontevedra Morante volvió a los ruedos en la plaza de toros de Melilla. El cigarrero lideraba el escalafón taurino ese 10 de agosto pese a que había comenzado la temporada algo más tarde que los demás. El cigarrero se perdió 17 corridas de toros por toda España: Huesca, San Sebastián, Gijón, Ciudad Real, Málaga por partida doble, Bilbao, Cieza, Toro, Almagro, Cuenca, Almería,Alcalá de Henares, Linares, San Sebastián de los Reyes, Palencia y Colmenar Viejo.

Tras su reaparición en Melilla, Morante de la Puebla toreó cuatro festejos seguidos a principios de septiembre: Aranjuez, Villanueva del Arzobispo, Don Benito y Navalcarnero. El morbo por lo que estaba por venir en septiembre, varios festejos toreando con Roca Rey, se diluyó cuando un día antes de torear en Valladolid junto al peruano el 12 de septiembre Morante anunció que estaría varios días de baja. El reencuentro con Roca Rey se posponía al 28 de septiembre en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.

Morante estuvo de baja una semana y reapareció en Salamanca donde toreaba dos festejos el 19 y el 21 de septiembre. Entre ambos festejos toreó en Almodóvar del Campo. El cigarrero no tuvo suerte en la primera de las comparecencias en la feria de la Virgen de la Vega, pero en la segunda desempolvó todo su genio dejando detalles para el recuerdo. Tras torear en Salamanca lo hizo en Logroño y de ahí a Sevilla.

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En su última comparecencia en la Maestranza de Caballería de la capital andaluza el cigarrero volvía a encontrarse con Roca Rey en el ruedo de una plaza de toros. Dio la alternativa al sevillano Javier Zulueta en una corrida de Núñez del Cuvillo que ponía el broche a la Feria de San Miguel. La corrida no funcionó pero Morante dejó unos naturales que desataron la locura en los tendidos de la plaza de toros de Sevilla. Además, hizo las paces con Roca Rey tras meses de tensiones. En una entrevista había reconocido que no le había sentado bien el comentario del "purito" que le había hecho el peruano.

Antes de su doble comparencia en la corrida que cerraba la temporada en Madrid y la Feria de Otoño: el festival a favor del monumento a Antoñete y la Corrida de la Hispanidad, Morante recibió una fuerte voltereta en Úbeda que no le impidió torear en Zafra al día siguiente, pero que le hizo resentirse para hacerlo en Zaragoza unos días después.

Un 12-O para la historia del toreo

La jornada doble del 12 de octubre de 2025 se quedará para la eternidad en la historia del toreo con Morante como protagonista absoluto. Tras la Puerta Grande de la Corrida de la Beneficencia el cigarrero anunció que estaba trabajando con la empresa de Las Ventas para celebrar un festival que sirviera para erigir una estatua a Antonio Chenel Antoñete frente a la Monumental de la Calle de Alcalá.

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El festival impulsado por Morante fue tomando forma y convenció a algunos toreros retirados para que hicieran el paseíllo junto a él en Las Ventas. Al final se anunció para la mañana del 12 de octubre y contaría con el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza; los matadores de toros Curro Vázquez, César Rincón, Julio Aparicio (sustituido por Frascuelo), Enrique Ponce, el propio Morante y la novillera con picadores Olga Casado. Además, esa tarde participaría en la Corrida de la Hispanidad que cerraba la temporada taurina en Las Ventas. En ese festejo se despedía Fernando Robleño y confirmaba alternativa el ganador de la Copa Chenel 2025, Sergio Rodríguez. Unos días antes del inicio de la Feria de Otoño Morante presentó en Las Ventas el monumento a Antoñete y dijo que "quedará para la historia".

La doble comparecencia de Morante el 12 de octubre hizo que se agotaran las localidades a gran velocidad y se creara una expectación como no se recordaba en mucho tiempo por lo que sucedería ese día. El monumento a Antoñete fue inaugurado frente a Las Ventas en la mañana del 11 de octubre con la presencia del propio Morante y otros actuantes en el festival matinal, que a la postre fue un éxito rotundo.

Esa mañana pocos podían suponer lo que luego sucedió. Es cierto que había un rumor sobre una posible despedida de Morante tras la Corrida de la Hispanidad, pero poca gente le daba crédito. Morante aún tenía alguna corrida firmada en América para este invierno. Para el festival el cigarrero había elegido un toro blanco de Osborne como homenaje a Antoñete por su mítica faena de 1966 al toro Atrevido. El genio hizo todo lo que pudo, pero sólo pudo cortar una oreja en un ambiente festivo.

Morante de la Puebla se corta la coleta tras un nuevo triunfo en Las Ventas

En la Corrida de la Hispanidad trenzó el paseíllo vestido de lila y oro, los colores de Antoñete en Madrid, y confirmó la alternativa de Sergio Rodríguez. En su primer toro de Garcigrande no tuvo opciones. Antes lo había brindado a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Su segundo toro, Tripulante, por ahora el último de su carrera, lo brindó al líder de Vox, Santiago Abascal, tras haber recibido una voltereta que hizo temer lo peor a las casi 23.000 personas que abarrotaron Las Ventas y a las centenares de miles que lo hacían en televisión. Tripulante lo tenía todo por la derecha por donde Morante hizo una faena de ensueño que coronó con una gran estocada. La plaza estalló en pañuelos que pedían las orejas del toro de Garcigrande y la presidencia otorgó esos trofeos al genio de La Puebla del Río.

Morante de la Puebla en Las Ventas

Tras una clamorosa vuelta al ruedo Morante se fue al centro del ruedo de Las Ventas, el epicentro del mundo del toro, y allí, entre lágrimas, se deshizo de la castañeta cortándose o quitándose simbólicamente la coleta. Aunque había rumores la sorpresa fue mayúscula y el público de la Monumental y los televidentes no daban crédito a lo que estaban viendo sus ojos. Una vez concluida la corrida, la temporada taurina en Madrid y la carrera de Morante miles de aficionados saltaron las tablas para coger a hombros al cigarrero y sacarlo por la Puerta Grande. Una excesiva actuación policial impidió que la comitiva lo llevara al Hotel Wellington, como se pretendía, y lo hicieron sólo hasta su furgoneta. Una vez en el hotel centenares de aficionados estuvieron en a las puertas despidiéndose de Morante.

¿Y ahora qué?

Morante de la Puebla se ha retirado. Como todo en su vida es impredecible no sabemos si es un adiós o un hasta luego; si volveremos a verle torear dentro de poco, tendremos que esperar unos años o no lo haremos nunca más. El genio es así. Esta temporada que comenzó con electroshoks ha acabado con un torero que ha sufrido físicamente los rigores de la profesión. También es de los matadores que más cerca se pasan a los toros. Una cualidad muy extraña en los toreros calificados de artistas.

Después de Morante, 'naide'

Se ha llegado a matizar que no se ha cortado la coleta sino que se la ha quitado, abriendo la puerta a una reaparición que muchos, que siguen con un sentimiento de orfandad, esperan para dentro de poco. No sería la primera vez, ni la última, que un matador de toros anuncia su retirada y poco después vuelve a los ruedos. Lo hizo Rafael El Gallo, uno de los referentes de Morante, y en más de seis ocasiones su maestro Antoñete. El propio Morante ha cortado sus temporadas y regresado poco después. Por lo pronto no parece que vaya a volver. Su entorno ha sacado un comunicado diciendo que no toreará en la plaza de Acho, en Lima, dentro de un mes como tenía previsto y que Morante se ha retirado en Las Ventas ante la mirada atónita de la afición de Madrid.

La de 2026 será una temporada distinta sin Morante quien ha lidiado 50 festejos este 2025. El cigarrero había cargado sobre sus hombros la tauromaquia desde la pandemia y en 2022 toreó 100 festejos en una campaña, algo que hacía muchos años que no sucedía. Su tauromaquia, cada vez más rica, desempolvó viejas suertes contando a la afición la historia del toreo en un prodigio de técnica, arte y clasicismo. Ahora llega la época de los naides.

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