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El Márquez que esperábamos

Después del terremoto vivido en Argentina Marc Márquez ha puesto todo en su sitio logrando su sexta victoria consecutiva en el circuito de Austin. Sin duda, era el mejor lugar para calmar las aguas y hacer lo que hubiera hecho en Argentina si no hubiera tenido que pasar por el pit Lane. En cualquier caso el piloto de Cervera ha demostrado que pese a que puede cometer errores es el mejor, al que todos quieren y deben ganar, y eso es una presión extra para el piloto de Honda. El circuito estadounidense parece estar hecho a la medida de las cualidades de Márquez, nadie ha conseguido batirle desde que corre en la categoría reina. Sin duda un respiro para todos, para Márquez y para el mundo de las motos que descansa después de tantos dimes y diretes que algunos han querido usarlo en beneficio propio. Ni Valentino es tan bueno, ni Márquez es tan malo, los dos son dos pilotos agresivos que no saben más que ganar, se podría decir que son dos bestias sobre ruedas. La rivalidad hay que decirlo, está un poco descompensada porque el Valentino de 2018 no es el mejor Rossi, el más competitivo. Pero si algo nos ha enseñado el Il Dottore es que nunca se le puede descartar.

EEUU ha puesto el Mundial en modo automático, con Márquez y Dovizioso como alumnos destacados mientras que las Yamahas parece que cada vez están más cerca, por lo visto en Austin. Viñales debe despertar de un letargo demasiado largo para sus aspiraciones al título y sobre todo para recobrar la confianza con la que arrancó su primera temporada con Yamaha. El que parece que sigue sin encontrar su lugar es Jorge Lorenzo, undécimo, y todavía sin ver clara la forma de llevar la moto. La pregunta es ¿hasta cuándo? Cuál es el plazo que se da Lorenzo para desistir o confiar en una moto que, aunque distinta por su conducción, funciona y lo demuestra cada fin de semana Andrea Dovizioso, líder del Mudial.

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