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Este Rosberg sí merece el Mundial

Siempre he creído en la superioridad de Lewis Hamilton sobre su compañero de equipo Nico Rosberg, pero tras el Gran Premio de Singapur las cosas empiezan a igualarse. Me encanta la agresividad y la brillantez del piloto inglés pero hay que quitarse el sombrero ante la carrera que firmó el alemán, trabajada de principio a fin, sin fallos, ni peros. Si Nico Rosberg consiguiera mantener este ritmo en todos los circuitos el campeonato, aunque fuera sólo entre los dos Mercedes, sería más emocionante.

Ha sido perfecto, pole, carrera y liderato, porque la tercera posición de Hamilton, que no ha conseguido él sino que se la ha regalado Ferrari con un nuevo fallo de estrategia, le ha valido para recuperar la primera  posición de la general de pilotos y meter presión a un irregular Hamilton. Nico Rosberg no ha dudado en aprovechar una oportunidad de oro y si echamos mano de la estadística veremos que en los últimos años el piloto que consigue imponerse en el circuito de Marina Bay se proclama Campeón del Mundo. Es lo único que le falta al piloto alemán, tiene el mejor coche, ha ganado carreras e incluso ha renovado con el equipo de las flechas plateadas, pero le falta estallar, enseñar su ambición y mostrarse como un verdadero Campeón del Mundo.

Sin duda los circuitos urbanos como el de Singapur nos dejan ver la Fórmula 1 en estado puro, a los pilotos en estado puro y es ahí donde reaparece, pese a las adversidades técnicas, Fernando Alonso. Porque si Rosberg ha brillado, qué decir de Fernando que sin duda ha protagonizado la mejor maniobra de la carrera, su salida.

En una pista estrecha y con muchos monoplazas alrededor el asturiano ha conseguido quietarse de en medio a cuatro coches y pasar de la novena a la quinta posición, en apenas unos metros. Por un momento todos, incluso él, hemos vuelto a soñar con el podio. Lo mejor es que Alonso consiguió frenar durante más tiempo del esperado a coches que de momento son superiores al McLaren como el Ferrari y el Red Bull. Pero no hay que negar que las sensaciones son buenas, al menos, mejores que las del año pasado cuando el abismo parecía precipitarse en cada carrera. 

Todos los pilotos y los equipos parecen haber afinado sus máquinas y su talento para ofrecernos un final de temporada que supla la monotonía vivida en este deporte en los últimos años. Ojala sea así y el dominio de Mercedes empiece a ver su fin.

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