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Honda decepciona en casa

Parecía que las cosas podían cambiar pero el gran premio de Japón nos ha devuelto a la cruda realidad. Motor nuevo, circuito Honda y mucha motivación, estas eran las claves para que la escudería anglo- japonesa demostrara en la sede de su fábrica su avance, y lo que es más importante su potencial. Algunos hablan de ridículo, yo me limitó a hablar de decepción. Quizás el problema haya estado en las expectativas creadas.

El séptimo puesto de Alonso en Malasia remontando desde la última posición hacía pensar que si en Japón la suerte o la lluvia le daban un empujón al asturiano este podía volver a su sitio natural que es el podio. Pero nada más lejos de la realidad porque el sábado Button cayó en la Q1 y Fernando a duras penas pasó a la siguiente ronda, y en carrera las cosas no fueron mejor.

Cierto es que Suzuka es un circuito que penaliza mucho a los pilotos obligados a adelantar, ya que tanto el dibujo del trazado como su estrechez no facilitan los adelantamientos. Pero la imagen ofrecida no es la que se esperaba y habrá que seguir esperando.

El problema es que Fernando Alonso ya ha esperado demasiado y como aficionada es criminal ver a uno de los mejores pilotos del mundo y de la historia de este deporte peleándose, ya no con el resto de pilotos, sino con su propio coche para rascar aunque sea una décima. Todo un talento perdido, desdibujado, que ha fiado su confianza a un proyecto que todavía tiene más de sueño, de ganas, que de verdad, de resultados.

El año que viene los coches cambian, los neumáticos cambian y las normas deportivas también cambiarán, lo que supone una oportunidad, la última, para McLaren. Será el último año de un proyecto fallido que retiró a Alonso o de un proyecto ganador que hizo al asturiano reconquistar la gloria. Visto lo visto creo que será mejor que no nos hagamos muchas ilusiones. Lo normal es que McLaren mejore pero no para ganar el Mundial sino para ser el tercer o cuarto equipo de la parrilla, que ya sería todo un logro pero insuficiente.

Todavía recuerdo cuando nada más conocerse el fichaje de Fernando Alonso por Honda la dirección del equipo hablaba de que el coche podría ganar carreras a mitad de temporada y que Fernando estaría luchando con los Mercedes por el título en poco más de un año. Qué no nos prometan más cosas por favor, las decepciones cada día duelen más. Sólo me queda alabar a Alonso por aguantar en una posición antinatural para él, por liderar un equipo cuyo camino ha tenido que ir guiando él mismo y por correr con la misma dignidad cuando rueda el dieciocho que cuando lo hacía el primero.

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