Mala suerte
Taina Goldman, una enfermera de 42 años y madre soltera con una hija de 14 años, acaba de comprar una casa en Miami de tres habitaciones, dos baños y una piscina. Según el New York Times, mientras sus amigas, y gran parte del país, pasaban el "boom" acumulando deudas y comprando casas por encima de sus recursos, Goldman se mudó con sus padres, compartía un cuarto pequeño con su hija, mantenía dos trabajos y ahorraba. Cuando la burbuja estalló, como tenía que ser, ella estaba lista. Después de ver más de 200 casas, Goldman puso un señal del 20 por ciento y compró por $187.000 una casa que en julio de 2006 se vendió por $370.000.
En su intento por salvar a la gente y las empresas que gestionaron sus asuntos financieros mal durante los últimos cinco años, la Reserva Federal está creando más dinero que nunca en la historia monetaria de los Estados Unidos (más del 70 por ciento desde el 2000). Por el momento, esta expansión no va a resultar en una depreciación del dólar (y la consiguiente inflación de los precios) porque los bancos están guardando el dinero y aumentando sus reservas. Sin embargo, una vez que el crédito empiece a fluir y el nuevo dinero salga a la calle, el país sufrirá una crisis de inflación.
Ahora bien, varios comentaristas dicen que no pasa nada y que preocuparse de la inflación que se nos avecina en tres o cuatro años gracias a las acciones de la Reserva Federal es, al menos, irracional. Matthew Yglesias, antes un escritor de la revista Atlantic Monthly y ahora de la Fundación New America, escribió que preocuparse de la inflación en las circunstancias actuales es como "si su casa estuviera en llamas y uno se preocupara de que el agua de los bomberos fuera a destruir su televisor." Y añadió que "hay clases particulares de personas para quienes la inflación será preocupante" pero que no son muy representativas de la mayoría y por tanto no se debe hacer caso a las llamadas de precaución de algunas economistas.
Pero la inflación si afecta una clase de americanos muy importante: la clase que demuestra responsabilidad personal como la Sra. Goldman. Si usted ha pasado los últimos años ahorrando dinero, haciendo sacrificios, restringiendo el consumo para poder realizar unos planes en el futuro, pues mala suerte. Habrá una inflación masiva que robará el poder adquisitivo de los ahorros de la gente responsable para salvar precisamente a la gente que no demostró ningún sentido de responsabilidad fiscal o personal.
En suma, los que juegan según las reglas del sentido común, gastan menos de lo que ingresan, no acumulan deudas y no compran una casa que no pueden pagar, no van a recibir ningún premio del gobierno estadounidense. Sus impuestos, y los impuestos de sus hijos, van a ir destinados a intentar proteger a las empresas e individuos más irresponsables y van a terminar subiendo los precios para todo el mundo. Más mala suerte.
En su intento por salvar a la gente y las empresas que gestionaron sus asuntos financieros mal durante los últimos cinco años, la Reserva Federal está creando más dinero que nunca en la historia monetaria de los Estados Unidos (más del 70 por ciento desde el 2000). Por el momento, esta expansión no va a resultar en una depreciación del dólar (y la consiguiente inflación de los precios) porque los bancos están guardando el dinero y aumentando sus reservas. Sin embargo, una vez que el crédito empiece a fluir y el nuevo dinero salga a la calle, el país sufrirá una crisis de inflación.
Ahora bien, varios comentaristas dicen que no pasa nada y que preocuparse de la inflación que se nos avecina en tres o cuatro años gracias a las acciones de la Reserva Federal es, al menos, irracional. Matthew Yglesias, antes un escritor de la revista Atlantic Monthly y ahora de la Fundación New America, escribió que preocuparse de la inflación en las circunstancias actuales es como "si su casa estuviera en llamas y uno se preocupara de que el agua de los bomberos fuera a destruir su televisor." Y añadió que "hay clases particulares de personas para quienes la inflación será preocupante" pero que no son muy representativas de la mayoría y por tanto no se debe hacer caso a las llamadas de precaución de algunas economistas.
Pero la inflación si afecta una clase de americanos muy importante: la clase que demuestra responsabilidad personal como la Sra. Goldman. Si usted ha pasado los últimos años ahorrando dinero, haciendo sacrificios, restringiendo el consumo para poder realizar unos planes en el futuro, pues mala suerte. Habrá una inflación masiva que robará el poder adquisitivo de los ahorros de la gente responsable para salvar precisamente a la gente que no demostró ningún sentido de responsabilidad fiscal o personal.
En suma, los que juegan según las reglas del sentido común, gastan menos de lo que ingresan, no acumulan deudas y no compran una casa que no pueden pagar, no van a recibir ningún premio del gobierno estadounidense. Sus impuestos, y los impuestos de sus hijos, van a ir destinados a intentar proteger a las empresas e individuos más irresponsables y van a terminar subiendo los precios para todo el mundo. Más mala suerte.
Sr Wilkes, en efecto, esa es la verdad, así de cruda….los elementos sanos de la economía no pueden ejercer su función higienizadora por el boicot continuo del Estado subvencionado a los elementos suicidas…todo este operativo de rescate apesta a apocalipsis colectivo… El artículo de Antal E. Fekete, del ‘San Francisco School of Economics’ que aparece hoy en LD hiela la sangre… http://www.libertaddigital.com/opinion/autores-invitados/peor-que-la-depresion-48572/
Que distinto sería todo si Ron Paul hubiera llegado a la presidencia... humano sin sentido
Pues si, como dicen el sentido común es el menos común de todos los sentidos... todo esto que etsmao viviendo es de locura y mientras en The New Republic discutiendo sobre si los hijos nos hacen felcies o no... entre el que la empieza más o menos en serio Noam Scheiber y Michelle Cottle en broma.
Más de lo mismo pero en versión humor… http://www.libertaddigital.tv/ldtv.php/beta/videoplayer.html/x1xMB_4iRq8/
Así es The Flash. El análisis de Antal E. Fekete que publica LD es bastante claro: cuando cada dólar adicional ,(o euro), invertido por el Estado se convierte en la economía real en $0,8 (el valor es sólo un ejemplo), una mayor intervención estatal en la economía nos está empobreciendo y empeorando la recuperación. Simplificando para que se entienda más fácil, si el dólar lo invierte la empresa es siempre más eficiente y genera más beneficio a la sociedad (accionistas, empleados, estado, consumidores, proveedores) que si lo hace el Estado. La lógica ya nos hace pensar en la menor productividad de los empleados públicos y en las "mordidas" que se pierden por el camino, por ejemplo. En según que contexto, aún con ineficiencias y mordidas, la inversión estatal ha podido contribuir al crecimiento, pero en el contexto actual no lo hace. La economía es muy tozuda. No conseguiran jamás que el mundo funcione de forma planificada y dirigida por una "élite" (de inútiles, ricos o solemnes). Volveremos a los basics por narices. Eso sí, nos jo.deran unos años más de la cuenta esta panda de mangantes. Off topic: No votaré más al PP, pero de momento seguiré marcando la casilla de la iglesia (al menos hasta que empiecen a usar los fondos para cubrir el seguro agujero en las cuentas de la COPE 2009, en lugar de para ayudar a los necesitados). Que una empresa se permita prescindir de sus dos mayores fuentes de ingresos (y no solo económicos) no tiene ningún sentido y dice mucho del bestial ataque que esta sufriendo la libertad y el libre mercado a nivel mundial.
Si estuviesemos en un sistema realmente liberal, la gente que no cumple las reglas enseguida aprendería la lección. Pero no, nos dedicamos a premiar a los que nos arruinan, a los que seguirán recibiendo una suculenta nomina, pese a que Obama lo camufle con despidos o restricciones. El tiempo pondrá a cada uno en su sitio, o eso sería lo deseable... Estoy contigo tolondro, al PP que le den. No votaré a nadie ni en las europeas ni en las generales. Ojalá se metan semejante talegazo que salte por los aires el partido.