Vendaval internacional. El presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, exige al Rey que pida perdón por la Conquista de México y 41 senadores de la República Francesa han firmado un manifiesto en el que denuncian "las represiones de las que son víctimas cargos electos legítimos, representantes políticos de la Generalidad de Cataluña encarcelados o forzados al exilio por sus opiniones en el ejercicio de los mandatos que les confiaron los electores".
No está claro qué disparate es mayor, si bien es mucho más reciente el encarcelamiento de los consejeros, supuestamente "por sus opiniones". Por partes. Resumiendo mucho, la Conquista de México bien podría haber sido llamada la Liberación de chontales, tlaxcaltecas, totonacas y poblanos de los caníbales mexicas de Moctezuma. En cuanto a los senadores franceses que han suscrito el manifiesto, su ignorancia es aún mayor que la frivolidad que supura el texto, esa apelación al "diálogo" con unos individuos que de haber opinado lo mismo en Francia estarían condenados a perpetuidad.
Contra España hay barra libre, como se ha demostrado este miércoles en el Supremo con ocasión de las deposiciones de un ignoto exdiputado regional alemán, Bernhard von Grünberg, y Helena Catt, singular experta neozelandesa en procesos electorales en países en vías de desarrollo. Grandes amigos de Cataluña. El testimonio de Von Grünberg sobre el coraje de los votantes ha resultado tan conmovedor como incoherente mientras que la señora Catt ha respondido con evasivas a las preguntas de Fiscalía, Abogacía del Estado y acción popular sobre sus funciones, emolumentos y personas de contacto en la Generalidad.
Para ellos, España es perfectamente equiparable a Ruanda, un remoto lugar con tal retraso que requiere de ayuda internacional y de su generosa cooperación. A papo de rey fueron tratados por la Generalidad en sus vacaciones españolas durante los apasionantes días de septiembre y octubre de 2017 en Cataluña. Sol, tapas y la revuelta de las sonrisas. Y vacaciones pagadas. Ocho mil euros, gastos de viajes, alojamiento y dietas aparte, ha reconocido la señora Catt que le embolsó el Diplocat.
¿Cómo iba a considerar el tribunal de Schleswig-Holstein que en Cataluña hubo un golpe de Estado? Ante algo parecido en Alemania, los tanques habrían aplastado a votantes y claveles tras la detención preventiva de los instigadores de la rebelión. Igual que en Francia. Aquí, en cambio, los tanques son el Tribunal Constitucional y unos pocos guardias civiles y policías nacionales, que es lo que tampoco entienden los creyentes de la Leyenda Negra.
Otra cosa es la pasmosa irrelevancia internacional de España fomentada por los Gobiernos de Zapatero, Rajoy y Sánchez, porque ni Francia ni Alemania habrían tolerado que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña negara la extradición sin condiciones de algún delincuente reclamado por sus jueces. A partir de ahí, que López Obrador pida lo que quiera.