A Tom Martín Benítez, ex presentador de TVE y actual responsable de un programa en la radio pública andaluza, ni le gusta la cadena COPE ni le agrada lo más mínimo que los demás la escuchen. Fernando Fernández Rodríguez, un simple guardia de seguridad de la cadena, ha sido trasladado de puesto por cometer la imperdonable ligereza de sintonizar el dial equivocado, por elegir la emisora que, a juicio de Martín Benítez, no puede escucharse de ninguna manera. Cacicadas de esta ralea son tristemente habituales allá donde el sempiterno sectarismo de la izquierda se adueña de un medio de comunicación. Canal Sur, una empresa que sostienen los andaluces con sus impuestos, no ha sido nunca un modelo de objetividad informativa, eso es algo que los andaluces saben desde hace tiempo. No hay más que ponerse delante del televisor a la hora del telediario para asistir al espectáculo de la manipulación más descarada.

Que se llegue al extremo de perseguir y estigmatizar a un empleado por escoger una emisora de radio con la que informarse sobrepasa el límite de lo tolerable. El afectado ha tenido la valentía de denunciarlo y eso ya es de agradecer. Ahora sólo queda que los sindicatos, los que, profesionalmente, se encargan de defender sus intereses pidan explicaciones por el abuso. Algo nos dice que esos sindicatos tan activos para otras cosas van a mirar a otro lado. La bula de la izquierda vale para esto y para lo que sea menester. Obediencia obliga.