Quizá fue esa misma expresión, "agradezco la pregunta", la más oída ayer en la comparecencia del presidente del Gobierno ante la Comisión del 11-M. Zapatero se sometió a una larga, larguísima sesión de masaje parlamentario en la que, todos menos Zaplana, realizaron agradecidas preguntas. Tras ese espejismo de fingida pluralidad puede verse el verdadero lugar al que ha quedado relegado el Partido Popular -y sus diez millones de votantes- después de las elecciones del 14 de marzo.

El 11-M es una fecha incómoda, el 13-M más todavía. Sólo el PP parece, hoy por hoy, interesado en saber qué pasó aquellos días, como se organizó la mayor matanza de nuestra historia y quién estaba detrás de ella. Para el resto de grupos parlamentarios cualquier investigación es un estorbo, cuanto antes se pase página mejor. Los planes que nacionalistas, comunistas y socialistas tienen para el conjunto de la Nación no pueden esperar y, menos aún, verse entorpecidos por una Comisión que les ata al pasado, a su pasado.