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Continúa la coacción ecologista

El juez condenó a los vándalos de Greenpeace a multas de entre 3 y 8 euros por asaltar la sede de una empresa. En consecuencia, vistas las peligrosísimas consecuencias de sus actos, los vándalos de Greenpeace han abordado un barco que sospechan -terrible certeza- que transporta soja transgénica. En su nota publicitaria sobre el suceso aseguran que "España no quiere trasgénicos", de donde se deduce que hablan en nombre de todo el país y que así impiden la "contaminación" de los alimentos, pretendiendo asustarnos con supercherías anticientíficas.
 
Ante este caso, unas buenas leyes y unos buenos jueces deberían actuar como en Australia: embargando el barco empleado por los vándalos de Greenpeace. Mucho nos tememos, en cambio, que aquí sigan sin castigo, pues parece que la violencia, si es por una causa "social" y/o ecologista, siempre se justifica en España. Hay que reconocer, eso sí, que este nuevo delito es una buena manera de celebrar los veinte años de la fundación de Greenpeace España, pues nunca han hecho otra cosa que mentir y destruir la propiedad ajena.

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