Si Largo Caballero, el Lenin español, levantase la cabeza y se pusiera delante del televisor a comprobar en lo que han quedado sus revolucionarias consignas no daría crédito. Su sucesor en el ala roja del partido, amén de ser un nihilista naif y un simple de tomo y lomo, ha decidido legar a la posteridad su peculiar doctrina política en un curioso soporte:  las revistas editadas en papel couché a todo color. Nada de soflamas mitineras, menos aún de artículos en profundidad sobre los problemas que se abaten sobre el proletariado. A Zapatero lo que realmente le va es comunicarse con el pueblo en la lengua que él cree que entiende.

Si Vogue sirvió para presentar en soberbio posado su Gobierno paritario y Zero hizo las veces de heraldo de la modernidad que traía bajo en brazo, Marie Claire nos ha mostrado el ZP más íntimo, el de los viajes de Estado, el de las convicciones políticas, el del compromiso con los desfavorecidos. Cuando los politólogos del mañana estudien el "Pensamiento Zapatero", ese extraño combinado de pedantería, estulticia e insensatez, no les hará falta visitar una sóla biblioteca. Con tres titulares de revista y un par de fotos tendrán de sobra.