Poco después de la matanza de marzo todo coincidía entre ETA y los islamistas pero era por “mero azar”. Si el Gobierno del PP persiguió la pista etarra –informando puntualmente cuando aparecieron otras vías– fue porque despreciaron la casualidad de que la banda terrorista nacionalista vasca tuviera las mismas intenciones que los islamistas. ETA quiso volar el expreso Irún-Madrid con mochilas bomba, sembrar Baqueira también con mochilas, derribar la Torre Picasso, celebrar la Nochebuena y el Fin de Año con muertos. ETA salió el mismo día que los islamistas con un cargamento mortal. ETA se carteó con islamistas y mantuvo relación con presos islamistas. Pero ahora que José Luis Rodríguez Zapatero es ZP, llega con los datos. Las verdades del 11-M son tres: el azar, la falta de memoria propia y la imprevisión de Aznar, que no quiso darse cuenta de la amenaza islamista. Por eso el entonces presidente se burló del cómico comando Dixán. ¿O fueron los socialistas?