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El país de los milagros

No hay mayor carta de autoacusación que las prisas que se han dado los antiguos jefes de Vera en pedir su indulto. A los miles de presos que llenan las cárceles de España no parece que se les haya ocurrido la idea. No hay nada como escribir una carta a El País y, a los pocos días, el milagro sucede: todos los superiores jerárquicos, con la aquiesciencia del partido en el poder, deciden rogar por la excarcelación solicitada. Claro que es probable que los presos comunes no tengan a nadie que pudiera tener problemas con la justicia por "dar la cara" y, por tanto, no puedan amenazar con una "última decisión".

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