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El plan Marshall africano

Como tantas veces, el partido en el gobierno ha mostrado una celeridad digna de mejor causa en darle la razón al sultán y reclamar un "Plan Marshall" para Africa, como ya hiciera el ministro marroquí de Interior. Es normal que los gobiernos africanos pidan este tipo de ayudas, porque casi todos los dirigentes africanos consideran la corrupción como un derecho inalienable. Lo extraño es que, después de décadas de dinero derrochado en ayuda cuyo destino final tendía a ser una cuenta suiza, nos pretendan seguir engañando con la cantinela de que el plan Marshall fue un éxito que hay que repetir.

El Plan Marshall tuvo un éxito relativo, más propagandístico que real, al ser una aportación de capital a unos países devastados por la guerra pero que mantenían una serie de instituciones imprescindibles intactas como la libertad económica, el estado de derecho o el respeto por la propiedad privada. La ayuda norteamericana pudo aportar algo de lo que carecían entonces y tenían una gran necesidad, pues la guerra había dejado el capital propio de los países europeos reducido a la mínima expresión. Aportar dinero a países que carecen de esas instituciones tiene el mismo sentido que regar el desierto. Por mucha agua que se aporta, no hay tierra fértil donde pueda germinar. Mientras no empiecen a asentarse las instituciones imprescindibles para el crecimiento, seguiremos recibiendo inmigrantes. Con o sin "Plan Marshall".

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