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El suflé catalán

Lo del Carmelo y su crisis adosada está llevando a curiosas estampas políticas. Zapatero dice desde París que "hoy no toca" hablar de eso y Maragall desde Montevideo remacha que hay que dejar reposar el suflé para que unos y otros no se hagan daño. Lo de Zapatero era previsible, jamás habla de lo que no le interesa, y, si no le queda más remedio, divaga y suelta superficialidades propias de un colegial. Lo de Maragall es más enigmático porque llamar suflé a las gravísimas acusaciones de corrupción que hizo a Artur Mas la pasada semana es, cuando menos, caprichoso.

Ya debe dos explicaciones el capo de la Generalidad. Una por lo del 3 por ciento, que no ha quedado del todo claro. Y otra por lo del suflé. ¿Cuál es el suflé al que se refiere Pasqual Maragall?, ¿de qué está hecho y quién lo ha cocinado? Va a tener razón José García Domínguez cuando asegura que, al final, ha pasado lo que tenía que pasar, es decir, que el president envainola y nada hubo.

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